Tuesday, March 31, 2009
Los fondos se agotan para las biotecnológicas británicas
La gravedad de la situación financiera de las compañías farmacéuticas que operan en el sector de la biotecnología se pone de manifiesto en un artículo de Financial Times, que señala que el cuarenta por ciento de las biotecnológicas británicas no ha conseguido obtener financiación durante el pasado año.
Un estudio de la Asociación de Bioindustrias, la patronal del sector, concluye que tres cuartas partes de las empresas tiene dificultades para conseguir fondos y que la mayoría de firmas no consiguió obtener más de un millón de libras esterlinas. Hasta los inversores habituales de este sector se muestran reacios a invertir en estos momentos.
El sector reivindica la importancia que tiene para la economía nacional y presiona al gobierno de Gordon Brown para conseguir por su parte un mayor apoyo en forma de financiación pública o créditos fiscales.
Monday, March 30, 2009
Biotecnológicas agonizantes
Se precisa encontrar con urgencia 84.000 millones de dólares de facturación. No es un anuncio por palabras, se trata de la cantidad necesaria para reemplazar los ingresos que generan productos cuya patente está próxima a vencer, de acuerdo con una información reciente de Bloomberg. Así, mientras buena parte de las compañías líderes del sector farmacéutico se aproximan al conocido como 'precipicio de las patentes', un buen puñado de las llamadas biotecnológicas se acerca velozmente a otro precipicio mucho más peligroso: el precipicio financiero. Es decir, el agotamiento de efectivo con el que seguir financiando sus proyectos. "La industria farmacéutica esquiva la crisis. Por lo menos, la crisis financiera". De este modo comenzaba un reportaje publicado hace unos días en el suplemento dominical de un importante rotativo nacional. Lamentablemente, esta afirmación no responde a la realidad. La fuerte restricción de crédito que padecen actualmente los mercados financieros limita enormemente las posibilidades de supervivencia de bastantes compañías que cuentan con limitados recursos, sobre todo en Estados Unidos, que es el país donde la crisis se está dejando notar con mayor intensidad.
Por otro lado, la firma de capital riesgo Burrill & Co., con sede en San Francisco y que invierte en el sector salud, declaraba recientemente a The Wall Street Journal que a 120 de 360 biotecnológicas cotizadas les queda efectivo para menos de seis meses, mientras que hace un año eran tan sólo una docena las que se encontraban en esta situación. Desde el pasado noviembre diez biotecnológicas se han declarado en bancarrota. Muchas de las pequeñas firmas confían en que alguna de las gigantes del sector repare en ellas y decida adquirirlas. Pero las líderes del sector están invirtiendo en grandes adquisiciones y las megafusiones anunciadas las últimas semanas reducen las posibilidades de que sus protagonistas decidan invertir recursos adicionales en alguna de las biotecnológicas en apuros. Sobre todo si éstas no generan ingresos o carecen de productos prometedores que se encuentren en su etapa final de investigación clínica.
En este sentido, destaca que algunas firmas buscan volverse más atractivas a un tercero fusionándose entre ellas. Este parece ser el caso de GPC Biotech AG, una biotecnológica alemana que hace un mes decidió unirse a la tejana Agennix Inc. y ahora busca uno o más socios para desarrollar la talactoferrina (con potencial antitumoral) antes de quedarse sin efectivo en 2010. Para complicar un poco más la situación de las biotecnológicas, la Administración de Barack Obama tiene entre sus objetivos aprobar el marco legal de los biogenéricos. Las compañías demandan que el periodo de protección sea similar al del resto de medicamentos.
El verdadero futuro de la industria pasa ineludiblemente por la innovación. Sin innovación no hay progreso posible. El frenazo en el crecimiento de las grandes farmacéuticas no hay que achacarlo tan sólo a las políticas gubernamentales o a las presiones de las aseguradoras. La continua demanda de beneficios por parte de los accionistas y la competencia de genéricos han llevado a las cúpulas de las compañías a poner un mayor énfasis en el corto plazo y a trasladar paulatinamente el centro de gravedad desde la I+D al marketing.
Sólo de esta forma se puede llegar a comprender las decisiones que han llevado a las grandes megafusiones actualmente en marcha, que se justifican más por los ahorros que por ganar una mayor competitividad en términos de innovación. Es una pena que quienes disponen de efectivo primen el corto plazo, mientras buena parte de aquellas que han conformado durante los últimos tiempos la gran incubadora del sector y poseen el mayor potencial innovador puedan agonizar por falta de recursos.
Por otro lado, la firma de capital riesgo Burrill & Co., con sede en San Francisco y que invierte en el sector salud, declaraba recientemente a The Wall Street Journal que a 120 de 360 biotecnológicas cotizadas les queda efectivo para menos de seis meses, mientras que hace un año eran tan sólo una docena las que se encontraban en esta situación. Desde el pasado noviembre diez biotecnológicas se han declarado en bancarrota. Muchas de las pequeñas firmas confían en que alguna de las gigantes del sector repare en ellas y decida adquirirlas. Pero las líderes del sector están invirtiendo en grandes adquisiciones y las megafusiones anunciadas las últimas semanas reducen las posibilidades de que sus protagonistas decidan invertir recursos adicionales en alguna de las biotecnológicas en apuros. Sobre todo si éstas no generan ingresos o carecen de productos prometedores que se encuentren en su etapa final de investigación clínica.
En este sentido, destaca que algunas firmas buscan volverse más atractivas a un tercero fusionándose entre ellas. Este parece ser el caso de GPC Biotech AG, una biotecnológica alemana que hace un mes decidió unirse a la tejana Agennix Inc. y ahora busca uno o más socios para desarrollar la talactoferrina (con potencial antitumoral) antes de quedarse sin efectivo en 2010. Para complicar un poco más la situación de las biotecnológicas, la Administración de Barack Obama tiene entre sus objetivos aprobar el marco legal de los biogenéricos. Las compañías demandan que el periodo de protección sea similar al del resto de medicamentos.
El verdadero futuro de la industria pasa ineludiblemente por la innovación. Sin innovación no hay progreso posible. El frenazo en el crecimiento de las grandes farmacéuticas no hay que achacarlo tan sólo a las políticas gubernamentales o a las presiones de las aseguradoras. La continua demanda de beneficios por parte de los accionistas y la competencia de genéricos han llevado a las cúpulas de las compañías a poner un mayor énfasis en el corto plazo y a trasladar paulatinamente el centro de gravedad desde la I+D al marketing.
Sólo de esta forma se puede llegar a comprender las decisiones que han llevado a las grandes megafusiones actualmente en marcha, que se justifican más por los ahorros que por ganar una mayor competitividad en términos de innovación. Es una pena que quienes disponen de efectivo primen el corto plazo, mientras buena parte de aquellas que han conformado durante los últimos tiempos la gran incubadora del sector y poseen el mayor potencial innovador puedan agonizar por falta de recursos.
Monday, March 23, 2009
El apareamiento de los dinosaurios
El reciente anuncio de fusión entre Merck y Schering-Plough ha estado en boca de los analistas durante los últimos seis años. A pesar, pues, de la obviedad de la operación, ésta no ha dejado de sorprender. Las megafusiones cada vez convencen menos y la tesis que afirma que no son la panacea va ganando nuevos adeptos con cada megaoperación. El doctor Pedro Cuatrecasas, quien dirigió la investigación de Warner-Lambert en los tiempos en que inventaron Lipitor (Cardyl), advertía hace un par de años que la innovación farmacéutica corre serio peligro en parte a causa de las megafusiones, responsables en buena medida del descenso del número de nuevos fármacos. Y no le faltaba razón. Pfizer es un claro ejemplo de ello. Ya va por la tercera megafusión y en una década sólo ha lanzado un nuevo blockbuster al mercado, habiendo invertido probablemente más de 60.000 millones de dólares en investigación.
Por otra parte, también ha causado cierta sorpresa que una compañía como Merck, que había hecho gala en diversas ocasiones de su arraigada fe en la investigación propia y en el crecimiento orgánico, se haya desdicho tan rápidamente de tan firme creencia, optando por una solución defensiva, un parche rápido, en lugar de escoger un planteamiento más estratégico. Parece que lo que prima es la visión a corto plazo, el salvar los resultados y a ser posible mantener el dividendo. Con los ahorros que se espera obtener se prevé compensar la pérdida de facturación por los vencimientos de patentes, sobre todo de Singulair y Cozaar.
La principal incógnita que queda por despejar en esta historia es la respuesta que dará Johnson & Johnson, a quien todo el sector mira ahora con expectación. A pesar de que Merck y Schering-Plough han estructurado la operación en forma de una fusión inversa para preservar los derechos que esta última posee para comercializar Remicade y golimumab (su posible sucesor) fuera de EEUU y Japón, cabe la posibilidad (si no ha habido un acuerdo amistoso previo) de que J&J trate de oponerse o que incluso llegue a lanzar una oferta para comprar Schering-Plough. Que J&J no haga nada, que es la tercera posibilidad que resta, no parece plausible.
A J&J, una compañía líder en el mercado OTC, podría interesarle también que Schering-Plough la compensase ofreciéndole su cartera de estos productos a precio de ganga. No obstante, tras el anuncio de la operación de Merck y Schering-Plough, las acciones de esta última han marcado su máximo de los últimos 12 meses, lo que parece indicar que los mercados especulan con la posibilidad de que haya una pugna entre Merck y J&J por su adquisición. El plazo del que dispone J&J para hacer su reclamación es de un mes. En cualquier caso, los expertos legales consultados no se ponen de acuerdo acerca de cuál podría ser el resultado de la eventual reclamación de J&J.
La operación de Merck y Schering-Plough, seguida de la oferta de Roche por la parte que le faltaba de Genentech, confirman la nueva ola de consolidación que se inició seis semanas antes, cuando se hizo pública la oferta de Pfizer por Wyeth. Todo el mundo se pregunta ahora quiénes serán los próximos protagonistas de lo que algunos jocosamente ya han bautizado como 'el apareamiento de los dinosaurios'. Entre las gigantes del sector AstraZéneca, Bristol Myers Squibb y Sanofi-Aventis figuran en los pronósticos de la mayoría de analistas. Mientras que entre las biotecnológicas las que suenan con más fuerza son Amgen y Gilead Sciences.
Thursday, March 12, 2009
Genentech acepta la oferta de 95 dólares por acción de Roche
Semana histórica en el sector. Tras la anunciada compra de Schering-Plough por Merck el pasado lunes, llega la confirmación de que Roche ha conseguido cerrar un acuerdo amistoso con Genentech para hacerse con el 44 por ciento que le faltaba de esta compañía.
Después de un largo tira y afloja que se inició el pasado verano y que se ha prolongado casi ocho meses, el fabricante suizo ha logrado finalmente el visto bueno de la dirección de Genentech, quien ha recomendado a sus accionistas aceptar la última oferta de 95 dólares por acción en efectivo, lo que valora la operación en 46.800 millones de dólares.
Roche financiará la adquisición gracias a los 39.000 millones de dólares que logró captar en el mercado de bonos y a la tesorería que posee.
Mediante esta compra Roche logra incorporar a su cartera una atractiva gama de medicamentos, que incluye dos de los productos de más éxito para el tratamiento del cáncer: Avastin y Herceptin.
El presidente de Roche, Franz Humer, subrayó que no esperan llevar a cabo un recorte de plantilla como consecuencia de esta operación. Roche espera alcanzar ahorros anuales valorados entre 750 y 850 millones de dólares.
Tuesday, March 10, 2009
Merck compra Schering-Plough
Apenas ha transcurrido un mes desde el anuncio de la fusión de Pfizer y Wyeth y ya tenemos otra nueva megafusión en marcha. Merck & Co pretende adquirir Schering-Plough por 41.100 millones de dólares en acciones y efectivo (23,61 dólares por acción), lo que supone una prima del 34 por ciento para los accionistas de Schering-Plough respecto al precio de cierre del viernes anterior al anuncio. El acuerdo espera cerrarse durante el cuarto trimestre de este año.
Si Johnson & Johnson lo permite, la entidad resultante sería la segunda compañía farmacéutica mundial en términos de facturación. La transacción se ha previsto estructurar en forma de una fusión inversa para preservar los derechos de comercialización de Remicade y de golimumab. Schering-Plough mantiene con Johnson & Johnson un acuerdo para comercializar estos productos fuera de EE.UU. y Japón.
Como resultado de este proceso, la corporación que sobrevivirá será la de Schering-Plough, aunque tomará el nombre de Merck y será gobernada por Richard Clark, su actual consejero delegado. La compañía resultante espera generar ahorros incrementales valorados en 3.500 millones de dólares anuales a partir de 2011. Se espera que los accionistas de Merck sean propietarios de un 68 por ciento y los de Schering-Plough un 32 por ciento de la entidad resultante.
El sector, que sigue pendiente del desenlace de la oferta de Roche para adquirir la parte que le falta de Genentech, pone sus ojos también en GlaxoSmithKline. La idea de que esta compañía pueda adquirir Astra-Zéneca empieza a vislumbrarse como una posibilidad real.
Monday, March 9, 2009
Las redes sociales llegan a la industria farmacéutica
Parte del éxito de la campaña que llevó a Barack Obama a la Casa Blanca se ha atribuido a un uso inteligente de las llamadas redes sociales. Este factor de éxito, ampliamente reconocido, parece haber servido de estímulo a sectores que hasta ahora no se habían decidido a utilizar estos nuevos canales digitales. Desde hace muy poco tiempo el uso de redes sociales comienza a extenderse también en la industria farmacéutica.
Compañías como AstraZéneca, Boehringer Ingelheim, Johnson & Johnson, Novartis o Pfizer, ya han empezado a experimentar en este campo, sobre todo con el uso de YouTube, de Facebook o de Twitter, la herramienta de microblogging más utilizada en la actualidad. La tecnología está dando más poder a los consumidores y mantenerse al margen resulta cada vez más una notable desventaja.
Johnson & Johnson lo pudo comprobar hace unos pocos meses al pasar por una desagradable experiencia. La compañía puso en marcha una campaña publicitaria de apoyo a su producto Motrin (ibuprofeno), dirigida a jóvenes madres. El anuncio proponía el uso del producto para tratar el dolor de espalda asociado a cargar bebés en portabebés. El mensaje fue contestado por un numeroso grupo de mamás con gran virulencia a través de Twitter, YouTube y numerosos blogs, y alcanzó una enorme popularidad, causando la retirada de la campaña y el cierre temporal del sitio web. J&J llegó incluso a emitir un comunicado pidiendo disculpas.
No obstante, cabe señalar que la experiencia de J&J tuvo también su lado positivo. El anuncio se emitió on line y en prensa, antes de lanzar su difusión en televisión. Así, la primera experiencia sirvió como banco de pruebas y la retirada temprana permitió el ahorro de buena parte de la inversión prevista para la campaña. Gracias a esta experiencia J&J aprendió, de este modo, la importancia de participar y gestionar la imagen y la comunicación en el ámbito de las redes sociales.
Hoy en día constituye un grave error obviar esta nueva variable. No se puede seguir viviendo de espaldas a lo que se comenta de nuestras marcas y de nuestras empresas en la red. Más aún, es preciso participar de forma activa en este diálogo con los públicos relevantes. Sobre todo cuando existen cada vez más herramientas para conocer qué es lo que se está diciendo sobre nosotros en cada momento. Blogpulse, Boardtracker, Co.mments.com, Google Alerts, Technorati, TweetScan o WhosTalkin, son algunas de ellas.
Mientras YouTube goza de una elevada popularidad entre los usuarios de Internet, la presencia activa de las compañías farmacéuticas es todavía incipiente. AstraZéneca y Sanofi-Aventis han empezado hace unos días a experimentar en este medio. Ambas han lanzado sendos canales en los que incluyen testimonios de pacientes e información. El canal de Sanofi-Aventis va orientado a pacientes diabéticos y por el momento no permite la conversación bidireccional. Por su parte, el sitio de AstraZéneca se dirige a asmáticos y sirve de apoyo a su marca Symbicort (budesonida/formoterol). Los pacientes pueden elaborar sus propios vídeos y enviarlos a AstraZéneca para su publicación.
En el caso de Facebook, una de las redes sociales que goza de mayor popularidad, se pueden encontrar diversas iniciativas en nuestro sector encaminadas por ejemplo a promover el conocimiento de una determinada patología (es el caso del trastorno de déficit de atención e hiperactividad, patrocinado por McNeil Pediatrics) o la adherencia a tratamientos (como en el caso de Zometa, de Novartis). Tanto Novartis como Sanofi-Aventis mantienen en Facebook sendos sitios oficiales a los que se han adherido ya más de un millar de miembros en cada uno.
Otras grandes del sector como AstraZéneca, GSK, J&J, Lilly o Pfizer también se hallan representadas en Facebook, aunque muestran un nivel de actividad más modesto. Este tipo de iniciativas encuentra también su utilidad a la hora de fomentar la cohesión interna de los empleados, así como en la promoción de proyectos empresariales que desean atraer talento.
Tras ver estos movimientos, resulta estimulante comprobar que numerosas compañías se han adentrado ya en el mundo de las redes sociales, aunque se nota que en la mayoría de los casos se encuentran todavía en una fase experimental.
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