Monday, October 20, 2008

La crisis y el sector farmacéutico


En medio de la gran turbulencia económico-financiera mundial en la que nos hallamos inmersos, resulta casi obligado preguntarse por cuál va a ser la repercusión inmediata o futura sobre el sector en el que desarrollamos nuestra actividad profesional. ¿Cómo va a impactar la presente restricción crediticia? ¿Afectará por igual a las grandes compañías investigadoras que a las pequeñas biotecnológicas? ¿Agravará aún más la particular coyuntura que vive el sector?

De una parte, la demanda de medicamentos, en tanto que bienes de primera necesidad, tiende a comportarse de modo inelástico, por lo que su evolución temporal se correlaciona mal con los vaivenes económicos. Así, la industria farmacéutica se ha visto tradicionalmente como un mercado relativamente seguro en tiempos de crisis, una opción a tener en cuenta por los inversores que buscan un refugio donde guarecerse hasta que la tormenta amaine y vuelva a brillar el sol en los mercados.

Aunque históricamente y de un modo general la visión anterior puede haber sido válida, no estamos tan seguros de poderla aplicar en el momento presente. Los rendimientos decrecientes en I+D y la dificultad para lanzar nuevos productos, los vencimientos de las patentes, la competencia de genéricos, los márgenes decrecientes y otros retos propios del sector farmacéutico tienden a reducir las expectativas que tiene cualquier inversor actual o futuro de obtener un retorno razonable para su capital.

Hasta ahora hemos podido escuchar opiniones diversas respecto a las consecuencias de la crisis para la industria farmacéutica. Hace unos días, David Brennan, consejero delegado de AstraZéneca, manifestaba convencido que la crisis afectaría al sector, aunque los efectos llegarían de forma indirecta, a través de los gobiernos, que son quienes gestionan el gasto sanitario y quienes se verán más presionados que nunca para contenerlos. Por el contrario, Chris Phelps, jefe de análisis de compañías de Datamonitor, ofrece una visión más optimista y opina que las farmacéuticas capearán bien el temporal, llegando incluso a aprovechar su gran disponibilidad de efectivo para financiar nuevas adquisiciones.

Diversos informes destacan la particular fortaleza de los balances de las compañías farmacéuticas, rebosantes de tesorería y con muy poca deuda en general., lo que las hace poco vulnerables a la crisis de crédito imperante. Según Datamonitor, la deuda neta promedio de las 20 primeras empresas farmacéuticas supone tan solo un 6 por ciento de su capital. Mientras que para las instituciones financieras representa en promedio un 95 por ciento.

La industria norteamericana merece un comentario adicional, pues aunque dispone de gran cantidad de efectivo, la mayor parte se encuentra en el exterior y las compañías se resisten a importarlo por las repercusiones fiscales, que pueden llegar a suponer hasta un 30 por ciento en impuestos. Por ello, para poder financiar el pago de dividendos, la recompra de acciones u operaciones de compra las compañías optan por el endeudamiento. Un ejemplo reciente es el préstamo de unos 3.000 millones de dólares que Lilly ha previsto para la adquisición de ImClone Systems.

Para las pequeñas biotecnológicas la situación parece más complicada, pues su limitada capacidad para generar flujo de caja las hace muy dependientes de la obtención de capital con el que financiar sus proyectos de I+D. Si tras la explosión de la burbuja de las ‘puntocom’ ya hubo un primer descenso importante en el volumen de capital captado mediante salidas a bolsa o a través de capital riesgo, con la crisis actual la fuente ha acabado prácticamente por secarse. Así, resulta plausible pronosticar una nueva ola de acuerdos y absorciones de biotecnológicas por parte de las grandes del sector.

Monday, October 13, 2008

Lilly bate a Bristol-Myers Squibb


Era verdad. Aunque a algunos les parecía un farol de Carl Icahn, ha resultado ser cierto: existía una compañía dispuesta a pagar 70 dólares por cada acción de ImClone. Finalmente se ha confirmado que Merck KGaA no era el ‘caballero blanco’ de Icahn, sino Eli Lilly. Durante las últimas semanas el tira y afloja entre James Cornelius, consejero delegado de Bristol-Myers Squibb (BMS) y Carl Icahn, presidente de ImClone, ha sido corto pero intenso. Resulta interesante repasar la relación epistolar pública entre ambos.


BMS, que posee el 17 por ciento de ImClone intentó adquirir el resto de las acciones ofreciendo 60 dólares por cada una de ellas y elevando finalmente su oferta a 62 dólares por acción, dando lugar a una dura e irónica carta de rechazo de Icahn a Cornelius. No obstante, la victoria de Lilly supone para BMS una dulce derrota, ya que la venta de sus acciones le reportarán 1.000 millones de dólares, y podrá seguir vendiendo Erbitux.


Al consejo de administración de Lilly, con John Lechleiter al frente, le ha tocado tomar la decisión de llevar a cabo la operación más importante y, quizá más arriesgada, de los 132 años de historia de la farmacéutica. Si no llegaran a obtenerse los resultados esperados, la compañía norteamericana podría verse lastrada por una importante deuda. Algunos analistas han expresado sus temores acerca de la capacidad de Lilly para financiar la operación. A Wall Street también le está costando digerir la noticia, las acciones cayeron un 7 por ciento, alcanzando el nivel más bajo de los últimos 11 años, y empresas de calificación de riesgo, como Fitch y Moody’s, revisarán el rating de la compañía.


Sin embargo, la operación parece oportuna tomando en consideración la situación de la compañía y el entorno del sector. A pesar de haber luchado duro, de haber invertido ingentes recursos en I+D y de haber alcanzado las fases finales de desarrollo con varios productos, en los últimos tres años Lilly no ha conseguido llevar al mercado un nuevo medicamento. Además los vencimientos de patentes previstos para los próximos cinco años (ver EG núm. 400) llevarán a Lilly a perder cerca de la mitad de su facturación actual, por lo que se ve obligada a actuar con audacia si quiere incrementar las posibilidades de encontrar alternativas que compensen esta pérdida.


Con la incorporación de Erbitux Lilly refuerza su área oncológica, en la que cuenta actualmente con Alimta y Gemzar. ImClone le proporciona además un esperanzador pipeline que incluye nuevas moléculas para el tratamiento de diversos tipos de tumores y que Lilly espera que lleguen al mercado antes del período crítico que le aguarda. Otras grandes del sector han decidido también enfocarse en oncología, donde el retorno puede ser elevado y las agencias reguladoras se suelen mostrar más tolerantes con los efectos secundarios, ante la perspectiva de poder salvar vidas.

Monday, October 6, 2008

La FDA a Lilly: ‘Vuelva usted mañana’


El consejero delegado de Lilly, John Lechleiter, debe sentirse estos días como monsieur Sans-délai, el desconcertado y atribulado, protagonista de 'Vuelva usted mañana', el famoso artículo de Larra, que parece mantener su vigencia después de tantos años. Y, aunque más por prudencia que por pereza, eso es lo que la FDA ha venido a decirle a Lilly por segunda vez en tres meses: ‘Vuelva usted mañana’. El regulador norteamericano ha decidido retrasar de nuevo la aprobación de Effient (prasugrel DCI), el anticoagulante que desarrollan conjuntamente Daiichi Sankyo y Eli Lilly.

Para la compañía norteamericana este producto es clave, pues confía en que le ayudará a salvar el precipicio al que se aproxima vertiginosamente. Para Lilly supone un reto enorme el cubrir esta brecha. Durante los próximos cinco años vencen las patentes de tres de sus productos más importantes. En 2011 la de Zyprexa y en 2014 las de Cymbalta y Evista. En la actualidad estos tres productos aportan a la compañía alrededor de un 40 por ciento de su facturación. Lilly se encuentra en una situación muy similar a la de otras grandes farmacéuticas, y comparte con ellas el afán por encontrar cuanto antes productos alternativos.

Pero precisamente el año del estreno de Lechleiter como sustituto de Sidney Taurel no está resultando verdaderamente afortunado. El pasado mes de marzo pasado, pocos meses después de que Pfizer y Novo Nordisk arrojasen la toalla con sus insulinas inhaladas, Lilly hizo lo propio con el proyecto que desarrollaba con Alkermes. El antidiabético Byetta se enfrenta también a importantes retos. Este producto, que se aplica en inyección, tiene que convencer que es superior a Januvia (Merck & Co.), el antidiabético oral con el que compite y se compara. Además hace unas semanas la actual obsesión de la FDA por evitar eventuales acusaciones futuras hizo llegar a Lilly una misiva de advertencia por la posible (aunque muy remota) asociación de Byetta con seis casos de pancreatitis severa.

El retraso en la aprobación de Effient supone para Lilly un nuevo jarro de agua fría con el que seguramente no contaba. Así se comprende los anuncios que he podido ver en fechas recientes comunicando la próxima comercialización del producto. Uno de ellos una inserción a toda página en la edición impresa de la revista Journal of the American Medical Association y el otro un banner en la edición online de The New England Journal of Medicine.

La inmensa mayoría de analistas del sector esperan que finalmente la FDA apruebe la comercialización de Effient, aunque existen serias dudas en cuanto a las indicaciones y a las restricciones que se incluirán en la ficha del producto. Effient se ha comparado en estudios clínicos con Plavix, el segundo producto a escala mundial en términos de facturación. Aunque con Effient se presentaron menos casos de problemas cardiovasculares que con Plavix, se ha constatado una mayor incidencia de hemorragia severa. No obstante, en términos globales la mortalidad ha sido similar con ambos fármacos.

Que la FDA no haya solicitado información adicional permite ver el vaso medio lleno y refuerza la creencia de que el producto será finalmente aprobado, aunque muy probablemente con ciertas limitaciones a su uso (en los pacientes en los que el riesgo de hemorragia es mayor). Posteriormente, con la información que se obtenga del estudio de 10.000 pacientes actualmente en curso, se revisará la ficha técnica. Como Larra en su artículo, podemos concluir: 'Da gracias (Lilly) a que llegó por fin este mañana, que no es del todo malo; pero ¡ay de aquel mañana que no ha de llegar jamás!'.