Monday, December 8, 2008

La competencia de Neelie Kroes


La industria farmacéutica se enfrenta desde hace algunos años al vencimiento de las patentes de sus blockbusters, los productos que más ingresos le reportan. Esta tendencia será mucho más acusada a finales de la presente década, cuando se alcance el conocido como ‘precipicio de las patentes’. Por este motivo, uno de los mayores desafíos de este sector lo constituye el hallazgo de nuevos productos que reemplacen a los anteriores y que compensen la pérdida de facturación que conlleva la entrada de genéricos equivalentes.

Con este trasfondo, la comisaria anticompetencia, Neelie Kroes, ha presentado hace unos días un informe en el que se da cuenta de algunos hallazgos preliminares sobre una investigación iniciada en enero pasado con el fin de analizar la conducta de compañías innovadoras y de genéricos de las que se sospecha que podrían estar llevando a cabo prácticas restrictivas de la competencia encaminadas a frenar la llegada al mercado de nuevos medicamentos genéricos. Según declaraciones de la comisaria al New York Times, las prácticas anticompetitivas de las innovadoras han podido suponer entre los años 2000 y 2007 un gasto sanitario adicional de 3.000 millones de euros.

La Comisión Europea también cree que las farmacéuticas investigadoras demoran la llegada al mercado de nuevos productos innovadores. Las compañías se defienden argumentado que ellas son las primeras interesadas en introducir nuevos productos y que si no lo hacen antes es debido a escollos de tipo legal o técnico. Al hilo de este asunto coincido con la opinión de Jordi Faus (abogado y socio de Faus & Moliner), quien en estas páginas señalaba que las premisas sobre las que trabaja la Comisión no parecen muy acertadas (ver EG, nº 368).

Mientras que la Comisión observa (y tiene buenos informes que así se lo indican) cómo se ha ido reduciendo la productividad innovadora del sector y cómo su competitividad empeora progresivamente, en lugar de hacer un alarde de autocrítica, de reconocer cierta falta de celo en la asunción de sus obligaciones y de entonar el mea culpa, prefiere optar por la estrategia de ‘la mejor defensa es un buen ataque’. Y así no muestra recato alguno en cargar sobre las espaldas de la industria (innovadora y de genéricos) la responsabilidad de la situación.

Resulta sorprenderte el revuelo causado recientemente cuando desde la Comisión no se ha dado a conocer hechos concretos, sino tan sólo citas seleccionadas que procuran injustamente una visión sesgada e indiscriminada del sector, que vuelve de nuevo a ser ‘el malo de la película’, con la inoportuna colaboración de algunos medios poco profesionales que no han dudado en evocar los fantasmas de siempre y de citar incluso una de las novelas del escritor John Le Carré, quien parece ser ya una referencia obligada en estos asuntos.

A nadie le debe causar extrañeza que las empresas utilicen todos los medios legales y legítimos a su alcance para defender su posición competitiva. Las investigadoras tratan de proteger sus innovaciones y las de genéricos tratan de llegar cuanto antes al mercado. Mientras que corresponde a los poderes públicos establecer, revisar y actualizar, si así se juzga oportuno, las reglas del juego competitivo, velando por que se alcance y mantenga un sano equilibrio, un punto medio en el que conviva una competencia sólida en el sector con un estímulo a la innovación, y una rivalidad justa en beneficio, en último término, de los consumidores, pacientes o contribuyentes, a quienes se deben.

Todo ello debería traducirse en el mercado farmacéutico europeo en procurar unas condiciones que favorezcan el desarrollo de un mercado de genéricos sin menoscabo de la competitividad del sector en su conjunto. Visto desde el lado del paciente o contribuyente, si bien es cierto que a éste le conviene pagar menos por sus tratamientos, también le interesa que se sigan desarrollando terapias innovadoras, que le aporten sobre todo más eficacia y mayor seguridad.

Monday, December 1, 2008

Las gigantes de la industria buscan remedio en la medicina regenerativa


GlaxoSmithKline (GSK) firmó recientemente un acuerdo con el Instituto de Células Madre de la Universidad de Harvard para desarrollar terapias contra el cáncer, la diabetes y otras patologías. En la misma línea que GSK, Pfizer también parece haber visto la oportunidad en este terreno y hace algunas fechas ha anunciado la puesta en marcha de una unidad que destinará recursos a la investigación en el emergente campo de las células madre.

Aunque todavía quedan muchas cuestiones por resolver, cada vez vemos más próximo el uso de terapias basadas en las células madre. Así al menos lo debe creer la compañía norteamericana, necesitada de generar ingresos cuanto antes. Pfizer se enfrenta contra reloj al vencimiento cada vez más cercano de la patente de su producto estrella, Lipitor, y precisa por encima de todo dar con alternativas que compensen la enorme pérdida de facturación prevista.

Hasta no hace mucho la terapia con células madre se veía como una posibilidad lejana, situándose prácticamente en el campo de la ciencia ficción. Por ello las compañías farmacéuticas se mantuvieron durante bastante tiempo al margen de su evolución. El desarrollo de nuevas técnicas y metodologías ha modificado la percepción que se tenía y ha llamado la atención de la industria sobre las posibilidades reales y cercanas en el horizonte que ofrece esta nueva frontera de la investigación farmacéutica.

Así, compañías europeas y norteamericanas, entre las que se encuentran GSK, Johnson & Johnson, Novartis, Pfizer, Roche y Sanofi-Aventis han decidido apostar por iniciativas en el campo de la medicina regenerativa y las células madre, orientadas al desarrollo de terapias para tratar enfermedades cardiovasculares, neurológicas, diabetes, cáncer o la investigación de modelos que permitan probar la seguridad de fármacos antes del inicio de la investigación clínica.

El momento escogido parece especialmente propicio. En una coyuntura económica difícil como la actual, las grandes compañías farmacéuticas, con balances saneados, que presentan poca deuda y con grandes cantidades de efectivo en caja, se muestran ahora más proclives a tender la mano a las pequeñas empresas investigadoras, necesitadas de fondos y de acuerdos para poder seguir financiando sus proyectos.

Además, el cambio de administración norteamericana promete dar un nuevo impulso al sector en EE.UU. El presidente electo manifestó durante la campaña electoral su intención de revertir la política de su antecesor, aprobada en 2001, respecto a la limitación impuesta a la utilización de fondos federales para la investigación con células madre de embriones. A diferencia de las células madre de adulto, las células madre embrionarias pueden transformarse en cualquiera de los más de 200 tipos de células humanas, con el fin de reparar un tejido dañado (del corazón, médula espinal, páncreas, etc.).

Hasta no hace mucho la controversia de tipo ético sobre el uso de células madre embrionarias obtenidas a partir de embriones había condicionado el apoyo de grupos políticos conservadores y motivado un menor interés por parte de la industria. El desarrollo de un método alternativo de obtención de células madre embrionarias a partir de células de adulto ha logrado salvar un importante obstáculo moral. Con estos avances, parece cuestión de tiempo que surjan nuevas terapias revolucionarias y que los trasplantes tal y como los conocemos hoy lleguen a convertirse en un remedio anacrónico.