Monday, September 28, 2009

Eli Lilly: a grandes males, grandes remedios


Está claro que a John Lechleiter, el consejero delegado de Lilly, le ha tocado bailar con la más fea. En el año y medio que lleva gobernando el timón de la farmacéutica ha tenido que tomar algunas de las decisiones más insólitas en la historia de la compañía. Insólitas por lo arriesgado, como la compra hace ahora un año de ImClone, y también por lo doloroso, como el recorte de 5.500 empleos recientemente anunciado, que espera haber culminado a finales de 2011. Ni más ni menos, el mismo número de empleos que ha reducido desde 2004.

Precisamente el 2011 es un año clave no sólo para Lilly, sino para también para otras grandes farmacéuticas. Ese año constituye por sí mismo un verdadero precipicio de las patentes, pues expiran los derechos de exclusividad, entre otros, de Lipitor (atorvastatina; Pfizer) y Plavix (clopidogrel; Sanofi-Aventis y Bristol-Myers Squibb), los dos mayores superventas a nivel mundial; Seroquel (quetiapina; AstraZéneca), Xalatan (lataoprost; Pfizer), Aprovel (irbesartan; Sanofi-Aventis y Bristol-Myers Squibb). Será por tanto un año en el que seremos testigos de cómo la cuota de genéricos da un salto cuantitativo importante.

En el caso de Eli Lilly durante ese tumultuoso ejercicio le vence la patente de Zyprexa (olanzapina DCI), que aporta aproximadamente 4.700 millones de dólares, una cuarta parte de su facturación, por lo que se espera que la competencia de genéricos tenga un impacto muy importante en sus ingresos. Pero es que además en 2014 se suman los vencimientos de Cymbalta (duloxetina DCI) y Evista (raloxifeno DCI). De ahí la imperiosa necesidad de encontrar fuentes de negocio alternativas. Y para ello, al igual que otras compañías que se hallan en una situación parecida, Lilly ha puesto en práctica diversas estrategias.

Una de ellas ha sido la de la adquisición de ImClone por 6.500 millones de dólares, mediante la cual ha incorporado a su cartera Erbitux (cetuximab DCI), un exitoso producto para tratar diversos tumores, que junto con Alimta (permetrexed DCI) y Gemzar (gemcitabina DCI) constituyen los pilares de su cartera de oncología, una de las cuatro unidades en las que ha reorganizado su negocio farmacéutico. ImClone contiene además en su pipeline algunos antitumorales que podrían alcanzar el mercado y compensar en parte la facturación perdida a causa de los vencimientos de patentes.

Otra de las estrategias puesta en práctica pretende revitalizar el área de I+D. Lilly en este caso ha decidido repartir esta función en cinco unidades (oncología, diabetes, salud animal, mercados establecidos y mercados emergentes), con un responsable al frente de cada una de ellas. Lechleiter pretende de este modo conseguir una mayor agilidad en la toma de decisión, una focalización en mercados más específicos y un mejor aprovechamiento de las oportunidades. Llama la atención el que no se haya creado una unidad de sistema nervioso central que acoja productos como Cymbalta o Zyprexa y que éstos hayan quedado englobados en la unidad de mercados establecidos.

Durante los próximos siete años Lilly necesita reemplazar con nuevos ingresos dos terceras partes de su facturación. Y aunque en su pipeline tiene más de 60 productos en desarrollo, la mayoría se encuentran todavía en fases tempranas, por lo que aún les falta muchos años para llegar al mercado. La reestructuración y la reducción de plantilla anunciados persiguen acelerar la comercialización de nuevos productos. Y no parece descabellado suponer que retrasos en este ámbito podrían derivar en nuevos recortes de empleos.

A grandes males, grandes remedios, reza el aforismo. Y eso es lo que le ha tocado aplicar a Leichleiter. La compra de ImClone (la operación más importante en sus 133 años de historia), los lanzamientos no exentos de grandes obstáculos del antidiabético Byetta (exenatida DCI) y el anticoagulante Effient (prasugrel DCI), una reestructuración de las unidades de negocio y un importante recorte de plantilla. En fin, correr más rápido para intentar permanecer en el mismo lugar y, además, intentar seguir siendo independiente, como hasta ahora.

Monday, September 14, 2009

Johnson & Johnson enfrenta a Elan con Biogen Idec

La irlandesa Elan y la norteamericana Biogen Idec se enfrentan actualmente en los tribunales a causa de una disputa sobre los derechos que ambas mantienen sobre Tysabri (natalizumab DCI), un producto para el tratamiento de la esclerosis múltiple que ambas comercializan conjuntamente. Elan y Biogen tienen un acuerdo por el cual en caso de que una de ellas perdiese el control de la propiedad y fuese adquirida, la otra puede optar a quedarse con los derechos sobre Tysabri de la primera. Esta opción no puede transferirse a un tercero sin autorización previa de la otra parte.

Tysabri es un anticuerpo monoclonal que se emplea en la esclerosis múltiple y la enfermedad de Crohn y que fue aprobado por la FDA en 2004. Su comercialización fue interrumpida al observase una posible asociación con una rara afección neurológica y, tras una revisión de su seguridad, se introdujo de nuevo en el mercado norteamericano en 2006. Actualmente en Europa se emplea sólo para la esclerosis múltiple. Su comercialización está resultando muy exitosa y lleva camino de convertirse en un blockbuster.

El actual conflicto se inició el pasado mes de julio, cuando Elan y Johnson & Johnson (J&J) hicieron pública la firma de un acuerdo por el cual la primera vendía a la segunda por 1.000 millones de dólares una participación del 18,4 por ciento. Y por 500 millones más una participación mayoritaria en el pipeline de Elan en Alzheimer. Posteriormente se supo que la irlandesa había acordado otorgar a J&J la opción de financiar la compra de los derechos de Biogen sobre Tysabri en el caso de que ésta sufriera un cambio en el control de la propiedad.

Biogen considera que Elan ha roto el acuerdo que mantenían las dos y ha amenazado con darlo por concluido, lo que le permitiría disponer de todos los derechos sobre Tysabri. Elan presentó una demanda en agosto para impedir judicialmente que esto pueda suceder. Ahora una juez federal de Nueva York ha resuelto que Elan, en su trato con J&J, violó su acuerdo con Biogen y le ha dado un plazo de tres semanas (hasta el 26 de septiembre) para corregir el error. Si Elan no lo hace, Biogen ejercerá sus derechos y se quedará con Tysabri.

No cabe la menor duda de que Biogen peleará con uñas y dientes hasta el final en este asunto. Tysabri es un producto clave para esta compañía y, sobre todo, para uno de sus socios: el veterano magnate norteamericano Carl Icahn. El mismo que vendió ImClone Systems a Eli Lilly y que recientemente adquirió una participación de Amylin Pharmaceuticals, el fabricante del antidiabético Byetta (exenatide DCI). Icahn lleva algún tiempo intentando infructuosamente forzar la venta de Biogen Idec entera o por partes. La supuesta posición ventajosa que ha conseguido ahora J&J restaría atractivo a la compra de Biogen y rebajaría su valoración.

Curiosamente J&J protagoniza otro conflicto triangular con Merck & Co y Schering-Plough y reclama los derechos sobre Remicade (infliximab DCI) y su substituto, Simponi (golimumab DCI), cuyos derechos de comercialización fuera de EE.UU. tiene cedidos a Schering y que puede perder si hay un cambio en su propiedad. Merck se encuentra ahora con grandes dificultades para convencer a todo el mundo de que no ha comprado a Schering, sino que ha sido a la inversa.

Tysabri es el producto más importante de los que comercializa Elan y aún le queda mucho potencial comercial por explotar, por lo que sería descabellado que decidiera renunciar a sus derechos. Por otra parte, sacar a Tysabri del acuerdo con J&J hace difícil justificar a ésta el resto de las condiciones estipuladas. Por lo tanto, parece que lo más conveniente para Elan sería renegociarlas intentando retener lo máximo posible de ellas. En cualquier caso les recomiendo no perderse el siguiente capítulo de esta apasionante historia.

Monday, September 7, 2009

La cardiología late con fuerza en Barcelona


Por unos días Barcelona se ha convertido en el centro de la cardiología mundial. La celebración del Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología (ESC) ha servido para que la ciudad comience a recuperar su ritmo habitual, tras el aletargamiento propio del período estival. El interés de algunas de las novedades presentadas ha magnificado aún más la resonancia internacional de este importante evento, del que se han hecho eco los principales medios de información.

Buena parte del protagonismo lo han acaparado dos productos que se hallan aún en fase experimental y que actúan impidiendo la formación de trombos en el infarto de miocardio y en el ictus.  Uno de estos productos es Brilinta (ticagrelor), de Astra-Zéneca. Los resultados del PLATO, el estudio de fase 3 presentado en Barcelona, muestran que Brilinta previene el infarto y la muerte cardiovascular mejor que lo hace Plavix/Iscover (clopidogrel), el producto comercializado por Bristol-Myers Squibb y Sanofi-Aventis, líder mundial en este mercado con unas ventas en 2008 de 8.600 millones de dólares.

Otro aspecto favorable a destacar es que el riesgo de sangrado parece haber sido menor que con Effient (prasugrel), un producto comercializado recientemente y desarrollado por Eli Lilly y Daiichi Sankyo. Entre sus inconvenientes destacan: las dificultades de respiración que experimentaron algunos pacientes, la posología de dos comprimidos al día, mientras que Plavix se administra una sola vez, y el coste, que presumiblemente será sensiblemente superior al que tendrá clopidogrel una vez venza su patente en 2011 y aparezcan genéricos.

La alemana Boehringer Ingelheim ha sido la otra gran protagonista al presentar los resultados del RE-LY, un estudio de fase 3 en el que su producto dabigatran (Pradaxa) se comparaba con warfarina, el estándar empleado durante más de medio siglo para prevenir embolias. El tratamiento con warfarina requiere controles periódicos para evitar hemorragias y vigilar además las posibles interacciones con otros fármacos y alimentos.

Hasta ahora los intentos por encontrar una opción terapéutica superior a warfarina han fracasado. El último fue Exanta (ximelagatran), de Astra-Zéneca, que debió abandonarse por toxicidad hepática. Pradaxa no ha causado problemas hepáticos durante los ensayos realizados y la eficacia observada fue mayor que con warfarina, reduciendo el riesgo de embolia sin incrementar el sangrado. Pradaxa se suma así a otros productos de la misma familia, como Xarelto (rivaroxaban), comercializado por Bayer y Johnson & Johnson, apixaban, que está siendo desarrollado por Pfizer y Bristol-Myers Squibb, o betrixaban de Merck & Co.

Los buenos resultados comentados permiten vislumbrar en estos productos potencial suficiente para convertirse en blockbusters. Ambas compañías tienen previsto solicitar próximamente el registro de comercialización en EE.UU. y Europa. No obstante algunos expertos creen que antes deben despejarse algunas incertidumbres. Por ejemplo, en el estudio con Brilinta no se observó una respuesta favorable en el subgrupo de pacientes norteamericanos. En el caso de Pradaxa en el ensayo se observó una frecuencia superior (aunque baja) de ataques cardiacos que con warfarina. Por otra parte, el diseño del estudio, abierto, puede no ser del agrado de la FDA, que suele preferir diseños a doble-ciego. Xarelto, que se halla un año por detrás de Pradaxa en su desarrollo, puede ver aquí una oportunidad para mejorar su posición competitiva.

El Congreso de la ESC de Barcelona ha puesto de manifiesto que el mercado de la prevención cardiovascular se encuentra en estos momentos en una encrucijada importante, con productos que están entrando o próximos a entrar y a los que se les otorga un gran potencial, mientras que el producto líder tiene cada vez más cercano el vencimiento de su patente. Además, algunos productos que todavía están siendo ensayados presentan una alta probabilidad de alcanzar el mercado. En definitiva, todos los indicios permiten augurar movimientos muy importantes en las posiciones competitivas de las compañías mencionadas con anterioridad.

Wednesday, September 2, 2009

Las farmacias se rebelan contra el gobierno en Irlanda


El 1 de agosto, un elevado número de las 1.600 farmacias de República de Irlanda decidieron abandonar el acuerdo de dispensación estatal que mantenían hasta ese momento con el Health Service Executive (HSE), el organismo estatal que gestiona la provisión sanitaria pública. La disputa se inició cuando la Ministra de Sanidad, Mary Harney, anunció que rebajaría un 34% los honorarios que los farmacéuticos perciben por dispensar los medicamentos cubiertos por los diferentes regímenes que existen en Irlanda.

El pasado mes de marzo los farmacéuticos hicieron una propuesta a través de sus representantes mediante la cual se comprometían a ofrecer al paciente sustituir su medicación por un genérico más económico y aceptaban una rebaja de sus honorarios de un 8%, en línea con las rebajas impuestas a otros profesionales sanitarios. Según los farmacéuticos estas medidas hubiesen ahorrado al estado 83 millones de euros.

El ejecutivo irlandés puso en marcha la medida el pasado 1 de julio buscando conseguir un ahorro de 55 millones de euros durante el presente ejercicio y 133 millones el año próximo. El HSE y el sindicato de farmacias (IPU, Irish Pharmacy Union) entraron en una guerra de cifras acerca de la denuncia del acuerdo de dispensación por parte de las farmacias. Según el sindicato unas 800 farmacias suspendieron el acuerdo y según el gobierno no llegaron a 500 (ver la noticia que publicó Independent.ie). La presidenta del IPU, Liz Hoctor, advirtió que el recorte impuesto unilateralmente era inasumible y que supondría un deterioro del servicio que prestan las farmacias, una pérdida de unos 5.000 puestos de trabajo y el cierre de oficinas.

El 20 de julio el HSE anunció la suspensión a partir del 1 de agosto del contrato de dispensación de las prescripciones estatales por parte de 800 farmacias. El plan de contingencia puesto en marcha por la ministra contemplaba la apertura de dispensarios temporales, la posibilidad de integrar a farmacias de Irlanda del Norte cercanas al límite con la República de Irlanda, así como contratar farmacéuticos en Irlanda del Norte. El sindicato de farmacéuticos de Irlanda del Norte no respaldó la demanda del gobierno de la República de Irlanda y recomendó sentarse a negociar para encontrar una solución.

La presidenta del IPU, el sindicato que representa a la mayoría de las farmacias, acusó al gobierno de querer expulsar del sistema a las pequeñas farmacias independientes para entregar al sector en bandeja a unas pocas multinacionales.

Durante la disputa numerosos pacientes tuvieron que desplazarse lejos de su farmacia habitual y debieron hacer largas colas para ser atendidos. Algunos incluso se vieron obligados a volver con posterioridad al no haber existencias de los medicamentos que necesitaban. El sindicato de farmacéuticos denunció errores y fallos en los puntos de dispensación habilitados por el gobierno que atribuyó a personal poco experimentado y sobrecargado de trabajo.

El portavoz del principal partido de la oposición, Fine Gael, adviritió de las graves consecuencias de no resolver pronto el conflicto y propuso el nombramiento de un mediador, medida que fue rechazada de forma tajante por la ministra.

Tras el compromiso del gobierno de revisar la oportunidad y el impacto de la medida aprobada y dado el fracaso del plan de contingencia puesto en marcha, a mediados de agosto el sindicato de farmacéuticos pidió a las farmacias volver a la normalidad, aunque advirtió que el conflicto estaba lejos de estar solucionado.

En septiembre se celebrarán reuniones regionales y si no se llega a ningún acuerdo, el sindicato volverá a revisar la situación y podrá adoptar nuevas medidas de presión. La ministra mostró su satisfacción por la vuelta a la normalidad y manifestó que la ley de competencia impide al gobierno negociar con el sindicato.

La ministra aceptó que habría algunos cierres de oficinas e hizo referencia a farmacias que habían recibido con facilidad préstamos de los bancos para su puesta en marcha y subrayó que “ese no es un modelo sostenible y no se puede esperar que el contribuyente lo apoye”. Asimismo comentó que los honorarios volverían a los niveles de 2006.

Las cadenas de farmacias, como Boots, ignoraron la protesta y permanecieron abiertas durante los once días que duró la rebelión.