Monday, April 14, 2008

Schering-Plough y las dudas abiertas con el estudio Enhance


La última reunión de la Sociedad Americana de Cardiología (SAC), celebrada hace dos semanas en Chicago, fue un jarro de agua fría para Merck & Co. y Schering-Plough. Contra pronóstico, no hubo debate científico ni preguntas de la audiencia, sino un duro comunicado por parte del portavoz del panel de expertos convocado para comentar los resultados del estudio Enhance (ver EL GLOBAL nº 371). A través del mismo se instó a los cardiólogos a poner freno al uso de Zetia y de Vytorin y a priorizar el uso de estatinas por haber demostrado que éstas previenen infartos y que salvan vidas.

Coincidiendo con la reunión mencionada, The New England Journal of Medicine (NEJM) publicó en su web los resultados del estudio Enhance y le dedicó dos editoriales, en los que recomendaba a los médicos prescribir Zetia y Vytorin una vez se hubiese agotado el resto de opciones terapéuticas disponibles. Tres días después de la mencionada reunión Schering-Plough anunció un plan por el que llevará a cabo una reducción de más de 5.000 puestos, el 10 por ciento de su plantilla y que recortará sus gastos anuales en 1.000 millones de dólares. Este montante se suma a los 500 millones de dólares de ahorros que se esperan como consecuencia de la integración de Organon BioSciences, adquirida a Akzo Nobel el pasado año.

De este modo, el consejero delegado de Schering-Plough, Fred Hassan, ha visto, cual Sísifo, cómo en poco más de tres días deshacía buena parte del camino recorrido en su lustro de mandato, al ver comprometido el futuro del producto más importante de la cartera y volatilizarse en consecuencia miles de millones de dólares de capitalización bursátil.

Sin embargo, debemos reconocer que la situación de Schering-Plough es hoy muy distinta a la que encontró Hassan cuando llegó. Entonces había perdido la patente de Clarityne y, con la competencia de los genéricos, sus beneficios mermaban año tras año. Hassan redujo gastos, reenfocó los esfuerzos de comercialización y diversificó el pipeline.

Hoy la compañía tiene uno de los mejores pipelines de la industria, con varios productos que podrían comercializarse en los próximos tres años. Asimismo, su cartera es una de las menos afectadas por vencimientos de patentes. La combinación de estos factores hace que, salvo imprevistos, algún analista llegue a pronosticar hasta 2012 crecimientos anuales del 15 por ciento.

Tales perspectivas y una acción coyunturalmente barata, podrían llevar a preguntarnos por las posibilidades reales de que a corto plazo pueda ser adquirida por un competidor. Pese a todo, éstas parecen mínimas. Para The Wall Street Journal la joint-venture con Merck y el vigente acuerdo de distribución con Centocor, una filial de Johnson & Johnson, podrían complicar la operación. Tampoco se vislumbra como probable una nueva adquisición por parte de Schering-Plough, precisamente por la baja cotización de la acción y por su endeudamiento para afrontar la compra de Organon.

Así pues, la pregunta clave en estos momentos la plantea Forbes: "¿Hasta dónde puede llegar a caer Vytorin?" Y añadimos: ¿seguirán médicos y aseguradoras la recomendación del panel de cardiólogos y del NEJM? ¿Cuántos de los tratamientos ya iniciados se revisarán? Aunque hay opiniones de lo más variopinto, parece que se impone la creencia de que el daño será importante, aunque menor de lo que inicialmente podría suponerse. En primer lugar, no se da en este caso un problema de seguridad. Además, a muchos médicos y pacientes no les gustan las molestias musculares que pueden producir altas dosis de estatinas. O los sofocos o estreñimiento que pueden provocar otras opciones terapéuticas.

Muchos han criticado que tras la declaración de Chicago no hubiese la lógica y esperada discusión científica y creen que por parte de los panelistas y del NEJM hubo un exceso de reacción. No obstante, a Merck y Schering-Plough no les ha ayudado precisamente el retraso en comunicar las conclusiones del Enhance. Habrá que esperar un tiempo para saber quién tiene la razón. Actualmente hay otros tres estudios en marcha. Los resultados del más importante de ellos (Improve-It) se esperan en 2012.

Tuesday, April 1, 2008

Shire: un bocado apetecible


Arrecian los rumores de compra de Shire, la tercera farmacéutica del Reino Unido, aquella a la que Almirall compró el pasado mes de octubre ocho marcas por 151 millones de euros. No es la primera vez que la compañía británica es objeto de este tipo de especulaciones. A mediados de mes sonaba muy fuerte la posibilidad de que Pfizer hiciera en breve una oferta de compra por la compañía británica. La acción de Pfizer en Wall Street se ha depreciado en el último año más de un 18 por ciento. De cotizar cerca de los 30 dólares por acción se acerca ahora a la cota de los 20 dólares, reflejo se su cada vez más preocupante situación competitiva. No basta con contentar a los accionistas por la vía del dividendo. Actualmente nadie, de dentro o de fuera de la compañía, pone en duda la necesidad de asegurar el crecimiento futuro por la vía de las adquisiciones. Ello explica en buena parte por qué su nombre surge con frecuencia al hablar de operaciones de compra.

Shire no ofrece una nueva y atractiva tecnología o un pipeline prometedor. Lo que ofrece Shire es facturación y crecimiento, ahora y por largo tiempo. Shire es una compañía que selecciona nichos de mercado muy específicos, como el del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o el síndrome de Hunter, en los que se focaliza y aspira a ser líder. Aunque sus más de 11.000 millones de dólares de capitalización bursátil no son una bagatela, también es cierto que esta cantidad no resulta inalcanzable para casi cualquiera de las grandes del sector. La misma Pfizer dispone de tesorería sobrada (más de 25.000 millones de dólares en efectivo) para culminar la adquisición de una compañía como Shire.

A pesar de que a comienzos de marzo Jeffrey Kindler, el consejero delegado de Pfizer, desechó la idea de llevar a cabo grandes adquisiciones, si la capitalización de Pfizer es casi 14 veces la de Shire ¿se puede considerar su adquisición una gran compra? Precisamente esta parece ser la línea escogida por la compañía norteamericana. Desde que Kindler maneja el timón, la norteamericana ha anunciado ocho adquisiciones. Sin ir más lejos, recientemente ha acordado comprar Serenex y Encysive, dos pequeñas biotecnológicas. Hace unas semanas especulábamos también con la posibilidad de que Pfizer pudiera adquirir la vacuna para dejar de fumar de Biopharmaceuticals.

A las puertas de la pasada Semana Santa, los especuladores han puesto sobre la mesa otros candidatos. Ha sonado con especial fuerza el nombre de AstraZeneca. Algunos medios, como Financial Times, han llegado incluso a valorar la aparentemente excelente relación que hay entre el consejero delegado de la anglosueca, David Brennan, y el presidente de la británica, Matt Emmens, al haber trabajado juntos en la joint-venture que formaban Astra y Merck & Co antes de Astra y Zeneca se fusionasen.

Al igual que Pfizer, AstraZeneca atraviesa también por una difícil situación competitiva. Un informe del banco suizo UBS pronostica para el próximo quinquenio una pérdida de ventas de hasta un 30 por ciento. Su segundo producto más importante en facturación, el antipsicótico Seroquel, está a punto de enfrentarse a la pérdida de patente, dejando vía libre a Teva para comercializar el genérico que ya tiene a punto y al que tan solo le falta la aprobación de la FDA.

AstraZeneca tiene actualmente tres demandas judiciales pendientes contra compañías que pretenden comercializar copias de su antiulceroso Nexium (esomeprazol DCI), su producto más vendido. Desde que hace un año anunciara la compra de MedImmune la compañía ha perdido un 37 por ciento de su valor. Por lo tanto, necesita urgentemente renovar su cartera si quiere mantener su participación de mercado y mejorar sus márgenes.

Si bien el encaje estratégico de la operación en cualquiera de las compañías mencionadas no resulta ideal, lo cierto es que las alternativas no son tantas. El tiempo apremia y las posibilidades de quedarse compuesto y sin novio parecen cada vez mayores.