Monday, July 14, 2008
El prometedor futuro de Teva
Según algunos analistas, los próximos vencimientos de patentes y los apoyos gubernamentales impulsarán el crecimiento del mercado de genéricos desde los 75.000 millones de dólares actuales a los 125.000 millones en 2012. Si hay alguna compañía en el mundo que esté preparada y capacitada para capitalizar ese gran salto, esa la israelí Teva, la líder del sector, con 9.400 millones de dólares de facturación en el último año y con 331 productos en el mercado, un 65 por ciento más que Sandoz (la subsidiaria de Novartis), que es la que le sigue en el escalafón.
La pasada semana las acciones de Teva sufrieron un significativo retroceso tanto en Nueva York como en Tel Aviv. El motivo no fue otro que el anuncio de que el ensayo con Copaxone (acetato de glatiramero DCI), su exitoso producto para el tratamiento de la esclerosis múltiple, había resultado fallido. A través de este ensayo, denominado Forte, Teva trataba de comprobar si una dosis de 40 miligramos del producto era más efectiva en prevenir las recaídas que la habitual dosis de 20 miligramos. Una dosis efectiva de 40 miligramos habría permitido a Teva prolongar durante tres años la validez de la patente en Estados Unidos.
No cabe duda de que este resultado adverso puede permitir la llegada más temprana de competidores, minorando los ingresos futuros de Teva. No obstante, un análisis más detallado de la situación permite matizar y calibrar mejor la importancia del comentado fracaso. En primer lugar, en estos momentos la patente del producto goza aún de un horizonte de seis años hasta su vencimiento. Además, llegado éste, dada la naturaleza de la sustancia y su inusual complejidad tecnológica de obtención, los competidores no lo tienen nada fácil para el desarrollo de versiones genéricas.
Estos factores, por sí mismos, ya apuntan a que por parte de los inversores ha podido haber una sobrerreacción al citado anuncio reciente de Teva. Pero por si aún pueden quedar dudas sobre la relativa importancia de esta noticia, otros datos nos pueden ayudar a disiparlas. Aún siendo la compañía líder en genéricos, Teva sigue un modelo de negocio mixto en el que incluye productos de marca, como el mencionado Copaxone. Ello le permite obtener un margen operativo muy superior al de sus competidores. En este sentido, Teva trabaja actualmente en nuevos fármacos para el tratamiento de la esclerosis múltiple.
La compañía anunció recientemente los buenos resultados obtenidos en un ensayo de fase 2 con un nuevo fármaco antisentido de segunda generación denominado por ahora ATL/TV1102. Asimismo comercializa conjuntamente con Lundbeck Azilect (rasagilina DCI), un fármaco que hasta ahora se emplea para el tratamiento de los síntomas del Parkinson, pero que recientemente ha demostrado que puede también retrasar el progreso de la enfermedad, siendo hasta ahora el único medicamento que ha conseguido este importante logro, de muchísima mayor trascendencia que el resultado del estudio Forte.
Pero Teva no sólo demuestra tener unas interesantes perspectivas en el ámbito de los productos de marca, sino también en el de genéricos, en el que posee 49 nuevos productos que esperan su aprobación y para los que ha sido la primera compañía en solicitar ésta en Estados Unidos, lo que le garantiza seis meses de exclusividad en el mercado. Además, en el área de los biosimilares, el Comité Europeo para Medicamentos de Uso Humano (CHMP, en sus siglas en inglés) ha recomendado recientemente conceder la autorización de comercialización a Tevagrastim, versión genérica de Neupogen (filgrastim) de Amgen.
Por último, la pasada semana comentábamos en estas páginas que ambos candidatos a la presidencia de los EE.UU. son partidarios de aprobar medidas que promuevan la comercialización y utilización de genéricos. Asimismo es muy probable que durante la próxima legislatura norteamericana se llegue a poner en marcha definitivamente el procedimiento que deberá seguir la FDA para aprobar la comercialización de biosimilares. Ambas circunstancias resultan también muy positivas para el futuro de la farmacéutica israelí. En definitiva, si hay alguna compañía en este sector con un futuro prometedor y que ofrece una clara oportunidad de inversión en sus títulos, esa compañía es Teva.
Monday, July 7, 2008
Las presidenciales de EEUU y la industria farmacéutica
Tiempo atrás la industria farmacéutica era valor seguro para el inversor, quien sabía que podía esperar retornos estables para sus inversiones y una evolución de las cotizaciones sin demasiados sobresaltos. Por este motivo, en tiempos de crisis este sector solía ser uno de los refugios a tener en cuenta. Lamentablemente la cruda realidad nos muestra que para muchos esto ha dejado de ser así y las acciones de importantes compañías andan bastante deprimidas.
En diversas ocasiones hemos citado como una de las causas de esta situación el precipicio de las patentes (patent cliff), por el que especialmente entre 2010 y 2013, expirará la protección de productos que actualmente son superventas y que son una fuente de beneficios importante para las compañías que los comercializan. También hemos mencionado la baja productividad de la I+D, los cada vez más elevados costes de desarrollo y el mayor acento en la seguridad puesto por las agencias reguladoras, lo que dificultad aún más las aprobaciones de nuevos productos.
No obstante, en el caso del mercado norteamericano, las incertidumbres políticas es otro factor que puede estar condicionando también la situación actual de las cotizaciones. En particular este año, en el que la carrera hacia la Casa Blanca reviste un interés inusitado para la industria farmacéutica. Ya que, sea quien sea el futuro presidente de los Estados Unidos, deberá sopesar importantes decisiones que podrían afectar de manera significativa a su sector farmacéutico.
Cuando apenas faltan cuatro meses para las elecciones presidenciales, las últimas encuestan arrojan una ventaja de cuatro puntos para Barack Obama, el candidato demócrata. Mientras que un 47 por ciento de los encuestados votarían por el senador de Illinois, un 44 por ciento se decantarían por John McCain, candidato republicano. De todos modos, gane quien gane parece altamente improbable que Obama o McCain puedan mejorar con sus decisiones la situación adversa descrita con anterioridad de un modo que resulte determinante para las farmacéuticas.
Si bien tradicionalmente los republicanos se han mostrado más favorables a la industria farmacéutica, ninguno de los dos candidatos es visto con buenos ojos por el sector. Así, las donaciones de la industria a los dos partidos contendientes se reparten al 50 por ciento, a diferencia de lo ocurrido en anteriores comicios, en los que los republicanos han recibido dos tercios de las contribuciones (según el Center for Responsive Politics, www.opensecrets.org).
Este posicionamiento adquiere mayor sentido aún si se prevé que el próximo inquilino de la Casa Blanca sea demócrata. Hay quien opina que las cotizaciones actuales ya descuentan este posible desenlace y que tal vez sea una buena inversión comprar ahora títulos si anticipamos que se volverá a repetir lo que ya aconteció con Bill Clinton, quien mientras que durante su campaña de 1992 arremetió contra la industria, durante su mandato apenas si hizo cambios.
El senador McCain ha defendido públicamente que los ciudadanos norteamericanos puedan importar medicamentos de Canadá, si ello ha de repercutir favorablemente en sus bolsillos. Obama apoya la cobertura sanitaria universal y la libertad de elección de los asegurados, los mismos principios que ya contenía el primer plan de salud elaborado por Hillary Clinton cuando gobernaba su esposo. Ambos candidatos son partidarios además de introducir medidas para promover la introducción y la utilización de genéricos y una regulación gubernamental de precios, permitiendo que Medicare negocie éstos directamente con las compañías farmacéuticas. Algunas estimaciones apuntan a que esta última medida podría costar al sector unos 30.000 millones de dólares.
Considerando que el entorno político, social y económico norteamericano parece demandar cada vez más una transición de un modelo eminentemente liberal hacia un modelo mucho más socialdemócrata, en clara deriva hacia el modelo canadiense o europeo, algunos expertos recomiendan al sector adoptar una actitud más pragmática y proactiva que ayude a dar repuesta a los asuntos que más preocupan y que configuran los ejes principales del debate y de los programas electorales. De otra forma, el retroceso competitivo de la industria podría llegar a ser considerable.
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