Uno de los retos actuales a los que se enfrentan las compañías farmacéuticas innovadoras consiste en conseguir incrementar la tasa de éxito en la investigación clínica al tiempo que se reducen los costes y los plazos de desarrollo. Con frecuencia se encuentran con que no disponen de capacidad y know-how suficientes para poder alcanzar este objetivo, ya que se requiere un amplio abanico de destrezas para lanzar un nuevo producto al mercado. Por ello cada vez más las compañías optan por externalizar una o más fases del proceso.
Recortar los plazos en llegar al mercado se revela un objetivo fundamental en un entorno marcado por unos pipelines empobrecidos y por la pérdida de facturación fruto de los vencimientos de las patentes. Para un producto con potencial de llegar a convertirse en blockbuster, cada día de retraso puede suponer más de 3.000 dólares de facturación que eventualmente se dejarán de ingresar. Y a la inversa, esa cantidad es la que se facturaría adicionalmente por cada día que se consiga acortar el proceso.
La especialización de las Contract Research Organisations (CROs) en la gestión de los ensayos clínicos es la que permite a estas empresas ser mucho más eficientes en costes y plazos que las propias compañías farmacéuticas. Mientras que para una compañía farmacéutica puede que hayan transcurrido varios años desde que llevó a cabo los últimos ensayos clínicos en una determinada área terapéutica, para una CRO puede que hayan pasado tan sólo unos meses. La CRO proporciona la capacidad extra necesaria, facilita el reclutamiento de los pacientes, aporta experiencia en diferentes áreas terapéuticas y ofrece flexibilidad organizativa, entre otras ventajas.
Por todo ello no debe causar extrañeza que este sector esté creciendo en la actualidad a una tasa anual promedio que se sitúa entre el 14 y el 16 por ciento, según estimaciones de CenterWatch, cifra que viene determinada en parte por la tendencia a externalizar fases III y IV de series cada vez más amplias de pacientes y más prolongadas en el tiempo. De acuerdo con Datamonitor, en el momento presente operan a nivel mundial un millar de CROs, que se reparten un mercado cuyo valor asciende a unos 16.000 millones de dólares. Algunas de ellas ofrecen servicios plenos y otras están especializadas en determinadas actividades. Se estima que a finales de esta década la inversión total en desarrollo de fármacos superará los 100.000 millones de dólares y que un 40 por ciento de esta cantidad pasará a través de CROs.
En la creciente tendencia a la externalización se está dando una transformación del modelo de relación entre las compañías farmacéuticas y las CROs, dejando éstas de ser meros proveedores de servicios para pasar a actuar como verdaderos socios estratégicos. La amplia experiencia de algunas CROs en áreas terapéuticas y mercados es un factor que no se debería obviar. Indudablemente el haber tenido que resolver una amplia variedad de problemas surgidos durante numerosos ensayos es un valioso activo que habitualmente se traduce en tiempos de desarrollo clínico más reducidos.
Así, un reciente informe del Centro de Estudios del Desarrollo de Medicamentos de Tufts University (Boston) pone de manifiesto que las compañías farmacéuticas que más utilizan servicios de CROs tienden a completar sus proyectos con mayor rapidez, sin que ello resulte en una merma de la calidad del resultado. De este modo, las CROs pueden jugar hoy un papel clave en la estrategia de I+D de las compañías, ayudando a éstas a maximizar el resultado de sus inversiones en este capítulo.
Thursday, May 31, 2007
Thursday, May 24, 2007
Avandia y la publicación de los datos
El catedrático del Departamento de Medicina Cardiovascular del Hospital Clínico de Cleveland (Ohio) acaba de causar un nuevo e importante revuelo en la comunidad internacional del medicamento. El Dr. Steven Nissen, que así se llama este médico, fue coautor del primer manuscrito en el que se establecía una asociación entre el tratamiento con Vioxx y un incremento del riesgo cardiovascular. Este personaje fue nombrado por la revista ‘Time’ como una de las 100 personas más influyentes.
Al parecer, buscando en Google información sobre el antidiabético Avandia (rosiglitazona DCI), el Dr. Nissen dio con la página de GlaxoSmithKline (el propietario del producto) en la que se recogen los estudios realizados. Al Dr. Nissen se le ocurrió entonces llevar a cabo un metaanálisis de 42 estudios clínicos que le condujeron a concluir que el tratamiento con Avandia incrementa en un 43 por ciento el riesgo de infarto y un 64 por ciento el riesgo de muerte por causa cardiovascular. Estos resultados han sido publicados en la última edición de la revista New England Journal of Medicine.
GSK ha defendido su producto manifestando que confía en su perfil de seguridad. Tanto la FDA como la EMEA han comentado que conocían con antelación el riesgo cardiovascular del producto y que existen algunos estudios que se contradicen en sus conclusiones, por lo que por ahora han decidido analizar los resultados del metaanálisis anteriormente mencionado. No obstante en 2006 tanto la agencia europea como la norteamericana obligaron a incluir en el prospecto y el etiquetado advertencias sobre la seguridad cardiovascular de Avandia.
Este nuevo caso, que guarda algunas similitudes con el caso Vioxx, permite que las habituales voces críticas con la FDA cuestionen una vez más los mecanismos de seguimiento de la seguridad de los fármacos, tanto antes de su aprobación como durante su posterior comercialización. Por otra parte, ambas cámaras del Congreso norteamericano están promoviendo cambios legislativos para reforzar los actuales mecanismos de seguridad y dotar de más recursos a la FDA. Asimismo se baraja la posibilidad de obligar a las compañías farmacéuticas a que publiquen todos los datos disponibles en páginas web de acceso público.
Este último punto ha sido y es actualmente objeto de controversia y debate. Hace tres años, tras la resolución de la demanda sobre Paxil/Seroxat (paroxetina, antidepresivo), GSK asumió el compromiso de publicar los resultados de todos sus estudios clínicos. Aunque por ahora no sea una norma de obligado cumplimiento, otras compañías están publicando resultados de ensayos clínicos en sus propios sitios web o en el de la patronal norteamericana. Para algunos esta iniciativa puede ayudar a detectar con mayor anticipación problemas de seguridad. Para otros, la exposición pública de los resultados puede dar lugar a interpretaciones erróneas y ser fuente de confusión y de preocupación innecesaria, en especial entre los pacientes. Se argumenta que la interpretación de los datos tan solo puede ser realizada por expertos en la materia, por lo que se cuestiona quién debe ser la audiencia de los datos, si el público en general o si tan sólo científicos expertos en analizarlos e interpretarlos.
Tal vez convendría reflexionar sobre la situación que se ha creado. Cuando todavía no puede concluirse que se deba interrumpir la comercialización de Avandia, el mero cuestionamiento de su seguridad está produciendo unos efectos colaterales que quizá convendría intentar evitar en el futuro: desconfianza en el producto e interrupción de tratamientos, cuestionamiento de la compañía farmacéutica, caída de su cotización bursátil, recelo de las agencias reguladoras gubernamentales, etc. ¿A quién beneficia todo ello? Lo fundamental en este caso es garantizar que los sistemas de seguridad funcionan y que ante una señal de alarma un equipo de expertos determinará con discreción si conviene tomar alguna medida de protección de los pacientes, evitando a éstos preocupaciones gratuitas.
Al parecer, buscando en Google información sobre el antidiabético Avandia (rosiglitazona DCI), el Dr. Nissen dio con la página de GlaxoSmithKline (el propietario del producto) en la que se recogen los estudios realizados. Al Dr. Nissen se le ocurrió entonces llevar a cabo un metaanálisis de 42 estudios clínicos que le condujeron a concluir que el tratamiento con Avandia incrementa en un 43 por ciento el riesgo de infarto y un 64 por ciento el riesgo de muerte por causa cardiovascular. Estos resultados han sido publicados en la última edición de la revista New England Journal of Medicine.
GSK ha defendido su producto manifestando que confía en su perfil de seguridad. Tanto la FDA como la EMEA han comentado que conocían con antelación el riesgo cardiovascular del producto y que existen algunos estudios que se contradicen en sus conclusiones, por lo que por ahora han decidido analizar los resultados del metaanálisis anteriormente mencionado. No obstante en 2006 tanto la agencia europea como la norteamericana obligaron a incluir en el prospecto y el etiquetado advertencias sobre la seguridad cardiovascular de Avandia.
Este nuevo caso, que guarda algunas similitudes con el caso Vioxx, permite que las habituales voces críticas con la FDA cuestionen una vez más los mecanismos de seguimiento de la seguridad de los fármacos, tanto antes de su aprobación como durante su posterior comercialización. Por otra parte, ambas cámaras del Congreso norteamericano están promoviendo cambios legislativos para reforzar los actuales mecanismos de seguridad y dotar de más recursos a la FDA. Asimismo se baraja la posibilidad de obligar a las compañías farmacéuticas a que publiquen todos los datos disponibles en páginas web de acceso público.
Este último punto ha sido y es actualmente objeto de controversia y debate. Hace tres años, tras la resolución de la demanda sobre Paxil/Seroxat (paroxetina, antidepresivo), GSK asumió el compromiso de publicar los resultados de todos sus estudios clínicos. Aunque por ahora no sea una norma de obligado cumplimiento, otras compañías están publicando resultados de ensayos clínicos en sus propios sitios web o en el de la patronal norteamericana. Para algunos esta iniciativa puede ayudar a detectar con mayor anticipación problemas de seguridad. Para otros, la exposición pública de los resultados puede dar lugar a interpretaciones erróneas y ser fuente de confusión y de preocupación innecesaria, en especial entre los pacientes. Se argumenta que la interpretación de los datos tan solo puede ser realizada por expertos en la materia, por lo que se cuestiona quién debe ser la audiencia de los datos, si el público en general o si tan sólo científicos expertos en analizarlos e interpretarlos.
Tal vez convendría reflexionar sobre la situación que se ha creado. Cuando todavía no puede concluirse que se deba interrumpir la comercialización de Avandia, el mero cuestionamiento de su seguridad está produciendo unos efectos colaterales que quizá convendría intentar evitar en el futuro: desconfianza en el producto e interrupción de tratamientos, cuestionamiento de la compañía farmacéutica, caída de su cotización bursátil, recelo de las agencias reguladoras gubernamentales, etc. ¿A quién beneficia todo ello? Lo fundamental en este caso es garantizar que los sistemas de seguridad funcionan y que ante una señal de alarma un equipo de expertos determinará con discreción si conviene tomar alguna medida de protección de los pacientes, evitando a éstos preocupaciones gratuitas.
Tuesday, May 15, 2007
Mylan se queda con Merck Genéricos
Finalmente ha sido la norteamericana Mylan la que se ha llevado el gato al agua, al haber acordado comprar el negocio de genéricos de Merck KGaA (en adelante Merck) por 6.700 millones de dólares (4.900 millones de euros) en efectivo, una cifra que se sitúa en el extremo superior de la banda que habían fijado los analistas. De este modo la compañía de Pittsburgh se ve catapultada hasta el tercer puesto del escalafón mundial de genéricos, tras la israelí Teva y la suiza Sandoz, la unidad de genéricos de Novartis. Cada vez será más difícil que una oportunidad así se dé en esta industria.
Durante cuatro meses Mylan ha tenido que competir ferozmente con otros pretendientes notables, entres los que se hallaban la líder del sector Teva, la islandesa Actavis, la india Ranbaxy, la alemana Stada y varios fondos de capital privado. La ayuda de tres bancas de inversión, que han prestado su apoyo financiero a Mylan, ha sido determinante para la culminación de la operación.
La compra de la unidad de genéricos de Merck se suma a la adquisición a principios de este año del 71,5 por ciento de Matrix, el fabricante indio de principios activos. Mylan se ha transformado así en un gran grupo internacional integrado tanto vertical como horizontalmente. Las sinergias que se ha previsto obtener prometen unos ahorros anuales de 250 millones de dólares a partir del fin del tercer año.
Geográficamente Mylan consigue posiciones de liderazgo en regiones clave de varios continentes, ganando acceso a más de 90 mercados y ampliando su catálogo tanto en formatos como en categorías terapéuticas, llegando a poder ofertar un total de unos 560 productos. A partir de que se materialice el acuerdo, Mylan pasará a tener presencia significativa en países como Australia, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Portugal y España.
El pasado año, tras una dura y larga pugna fallida con Bayer por la compra de Schering, Merck decidió de modo sorprendente adquirir por 14.300 millones de dólares (10.600 millones de euros) la suiza Serono, la mayor compañía biotecnológica europea (ver EL GLOBAL nº 309). Ahora Merck utilizará el efectivo que obtenga de la venta para enjugar parte de la deuda que asumió con la compra de Serono. A finales de enero la deuda neta ascendía a 5.500 millones de euros.
Para Merck la venta de su unidad de genéricos parece razonable desde un punto de vista estratégico, pues frente a unos rivales cada vez más eficientes le hubiese resultado poco menos que imposible prosperar en el futuro sin llevar a cabo nuevas adquisiciones. Ahora podrá reconstituir su balance y concentrarse en el negocio biotecnológico. Además, los fondos que va a obtener le darán margen para complementar próximamente su cartera con eventuales acuerdos.
El precio de esta transacción es el tercero en importancia en el mercado de genéricos. Novartis lidera en este caso el escalafon al haber pagado 8.300 millones de dólares en 2005 para adquirir la alemana Hexal AG. El segundo lugar lo ocupa Teva, quien pagó 7.400 millones de dólares en 2006 por la compra de Ivax. Mylan ha decidido pagar 2,7 veces la facturación o 14,6 veces el ebitda de 2006 de la unidad de Merck. Por lo tanto, al igual que sucede con la biotecnológicas, esta transacción marca una escalada en la valoración de empresas de genéricos. Estas compañías saben que tienen que crecer y que lo han de hacer rápidamente. Este axioma es el que está empujando hacia arriba los precios de las operaciones. Además, el interés de gobiernos y aseguradoras por frenar el crecimiento del gasto farmacéutico y los vencimientos de patentes favorecen el desarrollo del mercado de genéricos y lo hacen más atractivo.
El movimiento de Mylan se enmarca dentro del proceso de consolidación que se viene produciendo desde hace algún tiempo en la industria de genéricos, donde se persigue afanosamente mejorar los estrechos márgenes de estos productos mediante la obtención de economías de escala y alcance. Una amplia cobertura geográfica permite fabricar grandes volúmenes en países con costes de producción reducidos y comercializar los productos a precios de venta más competitivos. Podemos esperar más movimientos parecidos en los próximos meses.
Durante cuatro meses Mylan ha tenido que competir ferozmente con otros pretendientes notables, entres los que se hallaban la líder del sector Teva, la islandesa Actavis, la india Ranbaxy, la alemana Stada y varios fondos de capital privado. La ayuda de tres bancas de inversión, que han prestado su apoyo financiero a Mylan, ha sido determinante para la culminación de la operación.
La compra de la unidad de genéricos de Merck se suma a la adquisición a principios de este año del 71,5 por ciento de Matrix, el fabricante indio de principios activos. Mylan se ha transformado así en un gran grupo internacional integrado tanto vertical como horizontalmente. Las sinergias que se ha previsto obtener prometen unos ahorros anuales de 250 millones de dólares a partir del fin del tercer año.
Geográficamente Mylan consigue posiciones de liderazgo en regiones clave de varios continentes, ganando acceso a más de 90 mercados y ampliando su catálogo tanto en formatos como en categorías terapéuticas, llegando a poder ofertar un total de unos 560 productos. A partir de que se materialice el acuerdo, Mylan pasará a tener presencia significativa en países como Australia, Japón, Alemania, Francia, Gran Bretaña, Portugal y España.
El pasado año, tras una dura y larga pugna fallida con Bayer por la compra de Schering, Merck decidió de modo sorprendente adquirir por 14.300 millones de dólares (10.600 millones de euros) la suiza Serono, la mayor compañía biotecnológica europea (ver EL GLOBAL nº 309). Ahora Merck utilizará el efectivo que obtenga de la venta para enjugar parte de la deuda que asumió con la compra de Serono. A finales de enero la deuda neta ascendía a 5.500 millones de euros.
Para Merck la venta de su unidad de genéricos parece razonable desde un punto de vista estratégico, pues frente a unos rivales cada vez más eficientes le hubiese resultado poco menos que imposible prosperar en el futuro sin llevar a cabo nuevas adquisiciones. Ahora podrá reconstituir su balance y concentrarse en el negocio biotecnológico. Además, los fondos que va a obtener le darán margen para complementar próximamente su cartera con eventuales acuerdos.
El precio de esta transacción es el tercero en importancia en el mercado de genéricos. Novartis lidera en este caso el escalafon al haber pagado 8.300 millones de dólares en 2005 para adquirir la alemana Hexal AG. El segundo lugar lo ocupa Teva, quien pagó 7.400 millones de dólares en 2006 por la compra de Ivax. Mylan ha decidido pagar 2,7 veces la facturación o 14,6 veces el ebitda de 2006 de la unidad de Merck. Por lo tanto, al igual que sucede con la biotecnológicas, esta transacción marca una escalada en la valoración de empresas de genéricos. Estas compañías saben que tienen que crecer y que lo han de hacer rápidamente. Este axioma es el que está empujando hacia arriba los precios de las operaciones. Además, el interés de gobiernos y aseguradoras por frenar el crecimiento del gasto farmacéutico y los vencimientos de patentes favorecen el desarrollo del mercado de genéricos y lo hacen más atractivo.
El movimiento de Mylan se enmarca dentro del proceso de consolidación que se viene produciendo desde hace algún tiempo en la industria de genéricos, donde se persigue afanosamente mejorar los estrechos márgenes de estos productos mediante la obtención de economías de escala y alcance. Una amplia cobertura geográfica permite fabricar grandes volúmenes en países con costes de producción reducidos y comercializar los productos a precios de venta más competitivos. Podemos esperar más movimientos parecidos en los próximos meses.
Thursday, May 3, 2007
Exubera no desalienta a Pfizer
Aunque la vía de aplicación transpulmonar no ha alcanzado aún su máximo desarrollo, es indudable que cada vez hay más compañías que intentan desarrollar fórmulas y dispositivos que permitan administrar con fines terapéuticos péptidos, proteínas y otras sustancias lábiles a la acción de los enzimas digestivos. Actualmente ya se está trabajando con heparina (anticoagulante), interferones (para la esclerosis múltiple) o calcitonina (para la osteoporosis). El objetivo es ofrecer a los pacientes una mayor comodidad de administración, liberándoles de las habituales inyecciones.
En este sentido, el pasado mes de septiembre de la mano de Pfizer llegaba al mercado norteamericano Exubera, la primera insulina que se aplica por inhalación y que permite evitar los molestos pinchazos diarios. Semejante ventaja hacía prever a numerosos analistas un notable éxito del producto, llegando a pronosticar ventas de 1.500 a 2.000 millones de dólares en 2010. Tras medio año el resultado alcanzado queda muy por debajo del objetivo inicial. Las prescripciones semanales alcanzan en la actualidad las 1.300, en contraposición con las 39.000 que ya alcanza Januvia (sitagliptina DCI), el nuevo antidiabético de Merck & Co.
Exubera no ha obtenido hasta ahora la aceptación mayoritaria de médicos, aseguradoras y pacientes y está por ver si Pfizer recuperará al menos los 1.300 millones de dólares que pagó para adquirir los derechos del fármaco. Las previsiones actuales se sitúan en la banda de los 250 a 300 millones de dólares anuales. Sin duda, este hecho rebajará las expectativas de los competidores que están trabajando ya en insulinas para su administración de forma inhalada (MannKind, Eli Lilly/Alkermes, Novo Nordisk).
Pero, ¿a qué se debe esta brecha entre la previsión y la realidad en el caso de Exubera? Uno de los factores que explicaría esta diferencia es la incomodidad de manejo del dispositivo de aplicación, que tiene un tamaño equivalente a una botella de medio litro y que dificulta la deseada discreción por parte del usuario. También se apunta un segundo factor que está relacionado con la seguridad del producto a largo plazo. A los clínicos les preocupa el efecto que pueda tener sobre los pulmones el uso continuado del producto y demandan más garantías. En tercer lugar se señala el coste del tratamiento. Las aseguradoras no creen que Exubera haya demostrado ofrecer un valor adicional que justifique su coste (en EEUU la insulina inhalada cuesta 5 dólares al día, comparado con 2-3 dólares al día que se paga por la inyectable) y piden más documentación al respecto. Adicionalmente algunos médicos ven un inconveniente en el limitado número de formatos disponibles, que dificulta prescribir al paciente la dosis adecuada de insulina. Asimismo Exubera es una insulina de acción rápida y los médicos prefieren para algunos pacientes el tratamiento con insulinas de acción prolongada.
Por el momento Pfizer ha previsto lanzar una campaña dirigida a los pacientes explicándoles el uso del inhalador y ha contratado a cientos de educadores en diabetes para que expliquen el producto a pacientes y médicos, pues no es difícil imaginar que se requiere tiempo para cambiar sus hábitos y acostumbrarles a la nueva vía de administración. Los ejecutivos de Pfizer confían así en dar un impulso extra a la introducción del nuevo producto.
Un lanzamiento deslucido resulta preocupante para la compañía, que ha perdido desde el 2000 cerca de la mitad del valor de la cotización de sus acciones. Pfizer está necesitada de revitalizar su cartera y sus estancadas ventas, para compensar así las futuras pérdidas de patente, sobre todo de Lipitor/Cardyl (atorvastatina DCI), su producto estrella, del que todavía es muy dependiente.
A pesar de todo, durante el próximo lustro veremos probablemente aparecer en el mercado nuevas insulinas inhaladas. Aunque analistas e inversores se están preguntando en este momento si el mercado de la insulina inhalada es tan grande como se pensaba en un principio, es de esperar que la nueva generación de inhaladores, mucho más pequeños y cómodos de utilizar, atraiga más prescripciones que hasta ahora.
En este sentido, el pasado mes de septiembre de la mano de Pfizer llegaba al mercado norteamericano Exubera, la primera insulina que se aplica por inhalación y que permite evitar los molestos pinchazos diarios. Semejante ventaja hacía prever a numerosos analistas un notable éxito del producto, llegando a pronosticar ventas de 1.500 a 2.000 millones de dólares en 2010. Tras medio año el resultado alcanzado queda muy por debajo del objetivo inicial. Las prescripciones semanales alcanzan en la actualidad las 1.300, en contraposición con las 39.000 que ya alcanza Januvia (sitagliptina DCI), el nuevo antidiabético de Merck & Co.
Exubera no ha obtenido hasta ahora la aceptación mayoritaria de médicos, aseguradoras y pacientes y está por ver si Pfizer recuperará al menos los 1.300 millones de dólares que pagó para adquirir los derechos del fármaco. Las previsiones actuales se sitúan en la banda de los 250 a 300 millones de dólares anuales. Sin duda, este hecho rebajará las expectativas de los competidores que están trabajando ya en insulinas para su administración de forma inhalada (MannKind, Eli Lilly/Alkermes, Novo Nordisk).
Pero, ¿a qué se debe esta brecha entre la previsión y la realidad en el caso de Exubera? Uno de los factores que explicaría esta diferencia es la incomodidad de manejo del dispositivo de aplicación, que tiene un tamaño equivalente a una botella de medio litro y que dificulta la deseada discreción por parte del usuario. También se apunta un segundo factor que está relacionado con la seguridad del producto a largo plazo. A los clínicos les preocupa el efecto que pueda tener sobre los pulmones el uso continuado del producto y demandan más garantías. En tercer lugar se señala el coste del tratamiento. Las aseguradoras no creen que Exubera haya demostrado ofrecer un valor adicional que justifique su coste (en EEUU la insulina inhalada cuesta 5 dólares al día, comparado con 2-3 dólares al día que se paga por la inyectable) y piden más documentación al respecto. Adicionalmente algunos médicos ven un inconveniente en el limitado número de formatos disponibles, que dificulta prescribir al paciente la dosis adecuada de insulina. Asimismo Exubera es una insulina de acción rápida y los médicos prefieren para algunos pacientes el tratamiento con insulinas de acción prolongada.
Por el momento Pfizer ha previsto lanzar una campaña dirigida a los pacientes explicándoles el uso del inhalador y ha contratado a cientos de educadores en diabetes para que expliquen el producto a pacientes y médicos, pues no es difícil imaginar que se requiere tiempo para cambiar sus hábitos y acostumbrarles a la nueva vía de administración. Los ejecutivos de Pfizer confían así en dar un impulso extra a la introducción del nuevo producto.
Un lanzamiento deslucido resulta preocupante para la compañía, que ha perdido desde el 2000 cerca de la mitad del valor de la cotización de sus acciones. Pfizer está necesitada de revitalizar su cartera y sus estancadas ventas, para compensar así las futuras pérdidas de patente, sobre todo de Lipitor/Cardyl (atorvastatina DCI), su producto estrella, del que todavía es muy dependiente.
A pesar de todo, durante el próximo lustro veremos probablemente aparecer en el mercado nuevas insulinas inhaladas. Aunque analistas e inversores se están preguntando en este momento si el mercado de la insulina inhalada es tan grande como se pensaba en un principio, es de esperar que la nueva generación de inhaladores, mucho más pequeños y cómodos de utilizar, atraiga más prescripciones que hasta ahora.
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