Monday, November 10, 2008

Obama gana, ¿y la industria farmacéutica?


La victoria de Obama ya ha tenido sus primeras consecuencias para la industria farmacéutica. Poco después de la apertura de las sesiones los valores de las principales compañías europeas que cotizan en bolsa han sufrido un retroceso. GlaxoSmilthKline (GSK), Novartis y Sanofi-Aventis han cedido entre un 4 y un 5 por ciento de su valor. Según los analistas, esto responde a la posibilidad de que el nuevo inquilino de la Casa Blanca cumpla con la promesa de extender la cobertura sanitaria en Estados Unidos (mucho se ha oído hablar en esta campaña de los millones de norteamericanos que andan sin seguro), lo que seguramente reduciría los márgenes del sector (una valoración del Boston Consulting Group sitúa el impacto entre los 10.000 y los 30.000 millones de dólares).

Por otra parte, la perspectiva de que se realice una revisión del programa Medicare y de que se negocien precios menores para los pensionistas, constituye una seria amenaza para la industria en general. No olvidemos que la mayoría demócrata alcanzada en el Congreso (Casa de Representantes y Senado) facilita el que las reformas mencionadas puedan ponerse en práctica. No obstante, como comentábamos recientemente en estas páginas (ver EG, núm. 402) el carácter de valor refugio que tiene este sector actuará como contrapeso y hará que las consecuencias no sean tan marcadas como lo fueron en otras ocasiones en que la situación económica era mucho más favorable.

Conviene no perder de vista también un dato significativo. Si para el sector farmacéutico ya era tradición destinar dos tercios de sus donaciones a los republicanos y un tercio a los demócratas, por primera vez en casi 20 años, la industria ha apoyado prácticamente por igual a ambos partidos (20 millones de dólares en total, según The New York Times). Un pragmático giro a la izquierda que tal vez resulte consistente con las posibilidades de ganar que asignaban a Obama.

La industria de los medicamentos genéricos, que en Estados Unidos supone dos tercios de las prescripciones, parece valorar positivamente el próximo cambio de administración. Así al menos se lo he oído decir a Bruce Downey, el consejero delegado de Barr, en una entrevista en Bloomberg. Downey explicaba que la ampliación de la cobertura traerá un aumento de la demanda de especialidades genéricas y que, por tanto, les beneficiará. No ha desaprovechado la ocasión para romper una lanza en favor de la (últimamente) tan criticada FDA y pedir que se aplique el mismo rasero a las empresas que fabrican en Estados Unidos que a las que lo hacen fuera de este país, evocando así el reciente contencioso con Ranbaxy. Precisamente en la India, donde hay unas 80 plantas de fabricación aprobadas por la FDA, se ha recibido con notable entusiasmo la victoria de Obama.

Otros asuntos importantes que han puesto sobre la mesa ambos candidatos son la limitación de la publicidad dirigida al consumidor o el permiso para reimportar medicamentos. Con relación al primero, se pretende reformar la legislación vigente con el fin de proteger al consumidor y de asegurar una mayor transparencia en la inversión. Respecto al segundo, el nuevo marco legal deber permitir a consumidores y distribuidores la compra de medicamentos en países donde el precio es menor, como Canadá, Japón, Suiza o estados de la Unión Europea. Se espera asimismo que durante la próxima legislatura se apruebe un procedimiento de registro para biosimilares.

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