Monday, January 18, 2010

Novartis, Alcon y las medidas economicistas


Habían pasado tan sólo unas horas del año que acabamos de estrenar y ya se daba a conocer la primera operación de envergadura, aunque cabe añadir que poco sorprendente, por lo previsible. Novartis no dejó pasar un solo día del plazo que tenía y anunció que ejercía su opción de compra para adquirir el segundo tramo de Alcon. Previamente, en abril de 2008, Novartis adquirió un 25 por ciento del capital a un precio de 143 dólares por acción. Tenía desde enero de 2010 a julio de 2011 para ejecutar la opción que acordó con Nestlé, dueña de Alcon, para hacerse con el 52 por ciento restante a 180 dólares por acción.

El 23 por ciento que falta hasta completar el capital de Alcon está en la actualidad en manos de minoritarios, a los que Novartis ha ofrecido 2,8 acciones por cada título de Alcon (equivalente a 153 dólares por acción), significativamente inferior a los 180 dólares acordados con Nestlé y a los 164 dólares del cierre de la cotización previa al anuncio. La dirección de Alcon ha criticado la conducta de Novartis, cuyos argumentos son difíciles de vender, y los soliviantados minoritarios se proponen emprender acciones legales si Novartis no mejora su oferta. Algunos fondos ya han presentado demandas.

Durante los últimos tres años, Novartis y Nestlé se han intercambiado las divisiones de nutrición médica y de oftalmología, para enfocarse cada una en su core business. Tal como ha declarado, Novartis espera con esta adquisición reforzar su posición de dominio en el negocio del cuidado ocular, en el que opera a través de Ciba Vision. La farmacéutica suiza prevé para este segmento un crecimiento promedio del 7 por ciento anual durante los próximos cinco años, un ritmo de crecimiento superior al 5 por ciento anual que se vislumbra para el mercado de medicamentos de marca. Pese a ello, hay que tener en cuenta que la base de partida para el mercado del cuidado ocular es menor. Novartis ostentará el 37 por ciento de un mercado valorado en 25.000 millones de dólares.

Al contrario que su vecina Roche, Novartis lleva años apostando por la diversificación (especialidades farmacéuticas de marca, medicamentos genéricos, productos de diagnóstico y vacunas), seleccionando para ello aquellas áreas de negocio o nichos de mercado que ofrecen mejores perspectivas futuras y que le ayudan a reducir su dependencia de los ingresos de productos cuya patente está próxima a vencer (como Diovan, Glivec/Gleevec o Lotrel). No obstante, tiene razón Daniel Vasella cuando niega que esta operación tenga por objeto la diversificación de la cartera de Novartis, pues hace años que esta farmacéutica está presente en el negocio del cuidado ocular.

Con todo, asignar 50.000 millones de dólares a este negocio supone volver a detraer recursos y restar oportunidades al negocio de medicamentos de prescripción. Es preocupante que una parte importante de las compañías que más han invertido en investigación y desarrollo de nuevos fármacos desvíen recursos de forma creciente a otros mercados en los que esperan obtener un mayor retorno de sus inversiones. Éste es uno de los efectos indeseables más importantes que conlleva la adopción de medidas cortoplacistas orientadas a reducir el gasto farmacéutico. Como se puede apreciar, el resultado de este tipo de políticas desincentiva la inversión, frena la innovación y reduce las posibilidades de descubrir nuevas terapias. Al final todos salimos perjudicados. Sobre esta idea convendría algo más que una reflexión seria y profunda.

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