Thursday, November 29, 2007

La artritis, un atractivo mercado para las farmacéuticas

La artritis reumatoide se produce cuando, por razones que aún se desconocen, el sistema inmune ataca las articulaciones, causando dolor e inflamación. En este proceso interviene una proteína que es liberada por las células del sistema inmune y que se denomina factor de necrosis tumoral alfa (TNFα). En los últimos años se han comercializado medicamentos de origen biológico (anticuerpos monoclonales) que bloquean la acción de esta sustancia y que en consecuencia frenan la progresión de la enfermedad, aportan un gran alivio a los pacientes y mejoran de manera notable su calidad de vida.

Enbrel (etanercept), un producto fabricado por Amgen y Wyeth lidera el grupo de los anti-TNFα que se encuentran actualmente en el mercado. De acuerdo con un estudio presentado hace unas semanas en Boston, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Reumatología, la combinación de Enbrel con metotrexato ha conseguido un 50 por ciento de remisión clínica, mientras que con metotrexato sólo (el tratamiento clásico) la remisión clínica ha sido de un 28 por ciento, resultado que fortalece su posición competitiva actual.

Una característica común a los anti-TNFα comercializados es que deben administrarse por inyección. Mientras que Enbrel (etanercept; Amgen/Wyeth) y Humira (adalimumab; Abbott) pueden ser autoadministrados por el propio paciente, Remicade (infliximab; Johnson & Johnson) ha de ser aplicado por un médico. Johnson & Johnson, conjuntamente con Schering Plough, está trabajando ya en el sustituto de Remicade, denominado golimumab. J&J espera poder presentar el dossier de registro en 2008. Mientras Enbrel se inyecta semanalmente y Humira se administra quincenalmente, golimumab puede ser aplicado por el propio paciente una vez al mes, lo que sin duda marca una diferencia competitiva importante.

Por otra parte, en octubre pasado conocimos que J&J había firmado con la belga Galapagos un acuerdo que, de cumplirse los hitos pactados, puede llegar a alcanzar los 1.000 millones de euros. Galapagos es una compañía de biotecnología especializada en enfermedades óseas y de las articulaciones. La alianza con Galapagos puede proporcionar a J&J un anti-TNFα de administración oral. Recordemos además que Galapagos estableció una alianza previa con GlaxoSmithkline en osteoartritis.

La suiza Roche entró el pasado año en este mercado con MabThera/Rituxan (rituximab, desarrollado por Biogen Idec y Genentech), para tratar la artritis reumatoide en pacientes donde había fallado el tratamiento con anti-TNFα. La compañía, a través de Chugai (su subsidiaria japonesa) ha desarrollado otro anticuerpo monoclonal: Actemra (tocilizumab). Roche acaba de solicitar en EEUU la aprobación del producto para tratar en adultos la artritis reumatoide moderada o severa y en unos días espera solicitar a la EMEA la autorización de comercialización. El producto es un firme candidato a entrar en la categoría de blockbuster.

Otra compañía que no quiere renunciar a su parte del pastel es Lilly, quien acaba de firmar un acuerdo con la india Glenmark Pharmaceuticals, valorado en 350 millones de dólares. Esta compañía tiene actualmente un producto en fase II. Lilly tuvo a principios de los 80 una mala experiencia en el campo de la artritis con benoxaprofeno, que debió retirar del mercado por relacionarse su uso con graves efectos adversos hepáticos y renales. Lilly ya ha aclarado que el producto en desarrollo no tiene nada que ver con el anterior.

Pfizer y AstraZeneca también tienen sendos proyectos. Pfizer ha encontrado en Selzentry (maraviroc), su recién aprobado producto para el HIV, una posible terapia para la artritis reumatoide, con la ventaja añadida de que se tomaría por vía oral. Ello ha hecho multiplicar por dos la facturación prevista. Por su parte, AstraZeneca ha desarrollado una combinación de Nexium (esomeprazol) con naproxeno. Con ello la compañía anglosueca espera disponer de un producto a base de esomeprazol protegido por patente nueve años después de que venza su patente como protector gástrico.

En resumen, en el campo de la artritis reumatoide, vemos cómo la realidad más inmediata nos muestra la intensa competencia que se da en el sector para desarrollar y comercializar nuevas terapias. Éstas llegan a ser posibles, sobre todo, gracias a los avances que se están produciendo en el conocimiento de los mecanismos que originan la enfermedad. Los principales beneficiados de todo ello son los pacientes, a quienes los nuevos tratamientos que vienen prometen en general una mayor eficacia y comodidad.

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