Sunday, January 4, 2009
¿Hacia dónde debe encaminarse la I+D farmacéutica?
Las compañías farmacéuticas buscan cura para su maltrecha investigación. Este es el título de un interesante artículo que publica hoy el Times Online, la edición electrónica del británico The Sunday Times. El autor rememora una oportuna reflexión de Sir James Black, un farmacólogo escocés que fue galardonado hace veinte años con el Premio Nobel de Medicina por sus valiosas aportaciones a la terapéutica.
En un homenaje reciente y ante una selecta y amplia audiencia (de más de 800 personas) Lord Black, padre del propranolol (antihipertensivo) y de la cimetidina (antiácido), se preguntaba si sus hallazgos hubiesen tenido lugar en un entorno como el actual, en el que se concede la máxima importancia a la seguridad y en el que los departamentos de I+D de las grandes farmacéuticas parecen encontrarse cómodos solamente en los campos que conocen de sobras.
Tras sonadas retiradas, como la de Vioxx, es lógico que las compañías traten de curarse en salud y que no tan sólo pretendan aumentar las probabilidades de éxito en la investigación, sino también reducir el riesgo de incurrir en perjuicios que les puedan deparar importantes pérdidas económicas y de imagen.
Al otro lado del mostrador se sitúan las agencias reguladoras, responsables de dar la luz verde de puesta en el mercado, quienes en la actualidad se muestran especialmente cautas (tal vez en exceso), no dudando en demorar aprobaciones y en solicitar cuantos estudios adicionales consideren necesarios. La FDA ha dado algunos ejemplos de ello a lo largo del 2008. Y ya se sabe que más seguridad significa más recursos. Ante lo que surge inmediatamente la cuestión de dónde se sitúa el límite, puesto que, tal como sucede en la aviación comercial, alcanzar la seguridad total resulta absolutamente prohibitivo.
El citado artículo recoge la lógica preocupación de los inversores sobre el modelo de negocio actual (baja productividad, costes crecientes, duplicidad de procesos, etc.) y plantea la búsqueda de un nuevo paradigma. Resulta interesante la idea de crear entidades especializadas en determinadas áreas que recogerían ideas de diversas compañías farmacéuticas y en las que inversores interesados aportarían fondos, eliminando así duplicidades. Aunque no sabemos si llegará a cuajar la idea, sin duda el ‘precipicio de las patentes’ y la actual escasez crediticia hacen más perentoria la introducción de cambios en el actual modelo de la I+D farmacéutica.
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