Friday, March 15, 2013

Sobre la transparencia de los ensayos clínicos

Creo que hoy nadie discute que la industria farmacéutica tiene un problema de imagen. Por diferentes razones. Y la falta de transparencia es sin duda una de las más importantes.

El pasado mes de octubre el British Medical Journal criticaba en un editorial a la industria farmacéutica por 'retener durante décadas de manera persistente y sistemática datos de ensayos clínicos'. La consecuencia ha sido, según el BMJ, que numerosos medicamentos se han presentado como más seguros y efectivos de lo que son, poniendo en peligro la vida de las personas y malgastando dinero público.

El editorial alababa la reciente decisión de GlaxoSmithKline de permitir el acceso a los información individual de los pacientes, convenientemente anonimizada, procedente de los ensayos clínicos. Y reflexionaba sobre lo absurdo que resulta que hasta ahora no se haya podido someter a escrutinio independiente todos los datos de los ensayos clínicos de los productos evaluados.

En EE.UU. la FDA exige que los resultados de todos los ensayos clínicos se publiquen en el sitio ClinicalTrials.gov, ahora bajo su jurisdicción. Hasta hace poco la página era gestionada por la Biblioteca Nacional de Medicina (NLM) y con el fin de asegurar que las compañías farmacéuticas cumplen con la mencionada exigencia, se ha transferido la responsabilidad a la FDA. Una auditoría publicada en enero de 2012 en el BMJ ponía de manifiesto que tan sólo un ensayo de cada cinco cumplió con las exigencias de información.

El hecho de que aún hoy no se pueda acceder a los datos de numerosos ensayos clínicos constituye el tema central del libro de Ben Goldacre, Bad Pharma, publicado en fechas recientes. Goldacre pone el ejemplo de Tamiflu (Roche), en el que diferentes reguladores recibieron diferentes resultados de ensayos y denuncia que todavía se retenga información que debería estar en la Biblioteca Cochrane. Un artículo de opinión publicado en el New York Times analizaba en profundidad este asunto.

El BMJ, la Bibllioteca Cochrane. Ben Goldacre y otros se han aliado en su lucha por conseguir una mayor transparencia por parte de la industria y han puesto en marcha AllTrials.net, una página web para recoger firmas de apoyo a su reivindicación e incluso recoger fondos en pro de la causa.

Sin duda, estas voces junto a la comentada decisión de GSK están ejerciendo sobre el resto de la industria farmacéutica una elevada presión para seguir esta tendencia. Hace unos meses, David-Alexandre Gros, Chief Strategy Officer de Sanofi, declaró en una conferencia en Londres que la industria farmacéutica no debería temer la publicación de los datos de los ensayos clínicos y que los científicos necesitan conocer tanto los datos negativos como los positivos para ganar conocimiento y poder desarrollar mejores tratamientos.

Algunos se han visto sorprendidos hace unos días por la solicitud de medidas cautelares de AbbVie para impedir que la agencia europea (EMA) revele datos sobre Humira (artritis reumatoide). No obstante AbbVie expresó su apoyo a la transparencia sobre la información de los ensayos clínicos y la seguridad en beneficio de los pacientes y los profesionales sanitarios, aunque no está de acuerdo con la revelación de datos confidenciales y comercialmente sensibles que no aportan nada a la revisión científica o evaluación de sus productos.

Parece que la decisión de GSK y las críticas recibidas han llevado a Roche a modificar su política y dar acceso a los investigadores a los datos de sus ensayos. No obstante, aquellos que quieran acceder a datos de pacientes anonimizados necesitarán la aprobación previa de un comité independiente de expertos que valore la justificación científica de la solicitud.