Wednesday, January 10, 2007

¿Cuáles serán los próximos blockbusters?

La cifra de productos que se encuentran en diferentes fases de investigación crece año a año, ayudada por las nuevas tecnologías empleadas en el descubrimiento de fármacos. Las compañías vuelven de este modo a rellenar sus pipelines, por lo que podemos prever para la próxima década un aumento en el número de nuevos medicamentos que alcanzarán el mercado.

Pero la pregunta que muchos se hacen es: ¿Cuáles de estos productos llegarán a la categoría de blockbuster? Aunque es prácticamente imposible adivinar la respuesta, a juicio de los principales analistas del sector hay algunos de ellos que tienen elevadas posibilidades de conseguirlo.

El tratamiento de la diabetes tipo 2 es una de las patologías crónicas de amplia prevalencia que más esta progresando en cuanto a opciones terapéuticas. En este campo hay dos productos con potencial para llegar a ser blockbusters. El pasado mes de octubre Merck & Co. obtuvo de la FDA la aprobación para la comercialización de Januvia (sitagliptina DCI), el primer fármaco de su clase (los inhibidores de la dipeptidil peptidasa IV). Tras el retraso de la decisión de la FDA, Novartis espera para el primer semestre de 2007 la luz verde para Galvus (vildagliptina DCI). Ambos productos pueden administrarse por vía oral, una indiscutible ventaja frente a las opciones que son inyectables.

Acomplia (rimonabant DCI) de Sanofi-Aventis es también el primero de su clase, los antagonistas de los receptores cannabinoides, y ya se encuentra disponible en varios países. Este producto ha demostrado ser eficaz en el tratamiento del llamado síndrome metabólico, que cursa con diabetes, obesidad, hipertensión y dislipemia. La FDA no reconoce aún esta indicación y Sanofi-Aventis espera para 2007 la aprobación para el tratamiento de la obesidad. La EMEA lo aprobó en junio de 2006 como coadyuvante en el tratamiento de la obesidad con factores de riesgo asociados.

En el área cardiovascular destaca MK-0524A de Merck & Co., un combo en fase 3 que incluye Zocor (simvastatina DCI), cuya patente venció en junio de 2006. Zocor reduce el colesterol ‘malo’ (LDL) y la sustancia acompañante aumenta el colesterol ‘bueno’ (HDL), reduciendo los sofocos (un efecto secundario habitual en este tipo de fármacos). Este producto busca compensar la pérdida de facturación de Zocor, que pasará de 4.000 millones de dólares en 2005 a menos de 1.000 millones en 2007. Merck ha previsto solicitar su aprobación durante este año.

El mercado del tratamiento de la aterosclerosis, dominado por las estatinas, podría verse revolucionado con la llegada del producto denominado AGI-1067 de AstraZeneca/AtheroGenics, capaz de revertir la placa de ateroma. Aunque la compañía advirtió de la baja probabilidad de éxito, si éste eventualmente se llegara a materializar, sería un blockbuster indiscutible. Por el contrario, el fracaso sería un duro varapalo para la compañía, necesitada de triunfos tras los recientes reveses sufridos.

En EEUU Merck ha presentado a registro Arcoxia (etoricoxib DCI), un inhibidor de la COX-2 indicado para la artritis. Se espera que la FDA lo apruebe durante este año. El producto ya está disponible en 62 países y tan solo durante los primeros nueve meses de 2006 logró facturar 200 millones de dólares. Aunque su introducción se prevé difícil, por su similitud a Vioxx, que fue retirado en 2004, en su evaluación se ha podido constatar que su riesgo cardiovascular es similar al de diclofenac DCI.

En vacunas cabe resaltar Cervarix de GSK, para el cáncer de cuello de útero, que espera la aprobación de la FDA para este año y que competirá con Gardasil de Merck, aprobado en EEUU en junio. Ambas vacunas tienen potencial suficiente para convertirse en blockbusters.

En biosimilares el año 2007 supondrá un hito al aprobarse en Europa el primer biogenérico de eritropoyetina. Bioceuticals, una filial de Stada, ha sido la responsable de su desarrollo. Stada anunció recientemente un acuerdo de distribución con la americana Hospira.

Aunque estos son algunos de los productos que mayores posibilidades tienen de alcanzar el éxito, aún existe el riesgo de que alguno de ellos no lo consiga. Todavía resuena el fracaso de torcetrapib, de Pfizer, un producto muy prometedor, llamado a ser un blockbuster. Precisamente Pfizer, la compañía líder a nivel mundial, ejemplifica el riesgo y la dificultad de incorporar nuevos blockbusters a la cartera de productos. Desde la introducción de Viagra en 1998 esta compañía no ha sido capaz de lanzar un nuevo blockbuster al mercado.

Wednesday, January 3, 2007

Tendencias que caracterizan la industria

Aunque no podamos prever el futuro, nada nos impide analizar el pasado para tratar de comprender el presente, conocer las principales tendencias y estar mejor preparados para afrontar lo que nos pueda deparar el destino .Y qué mejor ocasión para hacer este análisis cuando finaliza un año y empieza otro.

El año ha estado marcado sin duda por numerosas operaciones de fusión, que son el reflejo del proceso de consolidación que vive el sector y que sin duda continuará durante el nuevo año. Entre las operaciones realizadas entre empresas que comercializan productos de marca destacan en especial las protagonizadas por empresas europeas, como la compra de Schering por Bayer, la de Altana por Nycomed, la de Serono por Merck y la de Schwarz por UCB; asimismo también conviene recordar la adquisición de Kos Pharmaceutical por Abbott en noviembre.

La tendencia globalizadora del mercado de genéricos ha motivado compras como la de la alemana Betapharm por parte de la india Dr. Reddy’s en marzo, así como la de la croata Pliva por la norteamericana Barr a comienzos del pasado verano. Entre las adquisiciones realizadas por la también india Ranbaxy cabe señalar la compra de Mundogen, el negocio de genéricos de GlaxoSmithKline en nuestro país.

Durante el 2006 hemos podido constatar en diversas ocasiones cómo las compañías de genéricos intentan ampliar su mercado desafiando las patentes de los fabricantes de marca. Precisamente la mencionada Ranbaxy puede ser un buen ejemplo de esta tendencia, ya que esta compañía destina un 2 por ciento de su facturación a gastos legales y ha interpuesto demandas en varios países para poder comercializar el genérico de Lipitor/Cardyl (atorvastatina DCI). En esta misma línea, para el próximo 22 de enero está prevista la celebración del juicio por la patente de Plavix (clopidogrel DCI), el antiagregante de Sanofi-Aventis que ha protagonizado uno de los contenciosos más sonados del año que acaba de concluir y que le costó el puesto al CEO de Bristol Myers Squibb (BMS). ¿Deberá Apotex, la firma canadiense que comercializa el genérico, rectificar y responder por los daños causados?

Durante los próximos dos años se producirán vencimientos de patentes de medicamentos que suponen 40.000 millones de dólares en EEUU y 25.000 millones de dólares en Europa. Las compañías tratan de hacer frente a esta situación mediante mejoras en la formulación galénica de sus productos o a través de asociaciones de fármacos que ofrezcan ventajas sobre los medicamentos monoproducto. Asimismo la pérdida de facturación por competencia de los genéricos se intenta compensar por diferentes vías, siendo una de ellas la adquisición de compañías de biotecnología con productos prometedores en cartera. Es el caso por ejemplo de la compra de Sirna Therapeutics por Merck & Co acaecida a finales de octubre.

Las compañías farmacéuticas no tratan solamente compensar pérdidas de facturación, sino también se ven obligadas a mejorar márgenes y crecer en beneficios para satisfacer a inversores. Ello supone reducir costes por la vía de la externalización de actividades, de mejorar productividad o de abaratar gastos de personal. Es lo que ha llevado a varias compañías como Merck o Pfizer a cerrar o vender plantas de fabricación o investigación o a trasladar parte de sus actividades a países como China o India, donde los costes laborales son notablemente inferiores. Algunos expertos pronosticaron para 2006 que importantes compañías farmacéuticas llevarían a cabo significativos recortes de plantilla en sus equipos de ventas. Aunque los vaticinios no se han llegado a cumplir, hay serios indicios de que tan solo se han aplazado temporalmente. En octubre Sanofi-Aventis anunció que amortizaría 400 puestos de trabajo de su equipo de visitadores en Francia. Por su parte Pfizer comunicó a finales de noviembre que eliminaría 2.200 empleos de su equipo de representantes en EEUU, el 20% del total.

Estos son algunas de las principales tendencias que han caracterizado la actividad del sector farmacéutico durante el pasado año y que marcarán también la tónica durante el 2007. Las compañías deberán tenerlas en cuenta a la hora de establecer las estrategias que les deberán permitir alcanzar una mayor fortaleza competitiva.

Tuesday, December 12, 2006

Más fusiones y adquisiciones en 2007

El baile de fusiones y adquisiciones en el que se encuentra inmersa la industria farmacéutica no parece aminorar su ritmo. Antes al contrario, todo indica que seguirá aumentando durante el próximo año. Y no son pocos los motivos que justifican esta afirmación.

Durante el 2007 se seguirán produciendo nuevos vencimientos de patentes. Entre ellos se encuentran productos como Norvasc (Pfizer), Imigran (GlaxoSmithKline), Nexium (AstraZeneca), Seroxat/Paxil (GlaxoSmithKline) o Risperdal (Janssen), que verán declinar sus ventas de forma dramática por la comercialización de genéricos. En conjunto, la facturación total que se verá afectada por esta causa ronda los 11.000 millones de dólares. A ello hay que añadir las enormes dificultades con las que se encuentran las compañías innovadoras para conseguir que sus esfuerzos en I+D fructifiquen en forma de productos que permitan compensar las pérdidas de facturación en favor de los genéricos y que satisfagan las expectativas de los inversores. Si sumamos además otros factores de entorno, como la continuada presión por parte de gobiernos y aseguradoras privadas para reducir el gasto en medicamentos, o las amenazas que se derivan del nuevo reparto de poder en el Congreso de los EEUU tras las legislativas del pasado mes de noviembre, nos podemos explicar en parte las razones que alimentan el actual proceso de consolidación, cuya dinámica conviene diferenciar de la de anteriores períodos.

Durante las dos últimas décadas la industria ha sufrido un proceso de concentración creciente. Hace 20 años las diez primeras compañías suponían el 12 por ciento de las ventas a nivel mundial. Actualmente este porcentaje casi se ha multiplicado por cuatro. No obstante, a lo largo de este tiempo se puede constatar un cambio sustancial en las principales motivaciones que subyacen en las operaciones de consolidación, moviéndose desde la obtención de sinergias a través del aprovechamiento de economías de escala o de alcance, hasta la búsqueda de novedades o de fuentes de innovación que permitan revitalizar y reforzar los empobrecidos pipelines, asegurando de este modo un crecimiento sostenido.

Las compañías de biotecnología constituyen sin duda una valiosa fuente de nuevos productos y por ello han sido y siguen siendo blanco de las líderes de la industria, que llegan a establecer acuerdos de colaboración para el desarrollo y la comercialización o, como sucede cada vez con mayor frecuencia, las adquieren e integran en sus operaciones, con lo que no sólo incorporan sus productos, sino también sus tecnologías. La consolidación no sólo está teniendo lugar entre grandes compañías farmacéuticas y compañías de biotecnología, sino también entre éstas últimas, por la necesidad de alcanzar masa crítica suficiente y liquidez que les permita asegurar la continuidad.

Hablando de fusiones y adquisiciones no podemos olvidarnos de las empresas de genéricos. Los reducidos márgenes con los que se juega en este negocio convierten el tamaño en un factor competitivo fundamental. Grandes volúmenes de fabricación posibilitan la obtención de economías de escala que reducen de manera importante los costes de fabricación. Este factor actúa como un potente incentivo para que unas compañías traten de comprar a otras, contribuyendo así a la consolidación del sector. De este modo, compañías que competían inicialmente a nivel local o regional, están pasando a convertirse en competidores globales, que ubican sus plantas de fabricación en países donde los costes laborales son reducidos, y que operan comercialmente en varios continentes.

Este año ha sido especialmente fructífero en cuanto a operaciones entre compañías de tamaño mediano en territorio europeo. Pobres resultados en investigación, catálogos maduros y competencia de genéricos son factores que llevan a estas compañías a plantearse participar en operaciones de compraventa, como vía a partir de la cual alcanzar la senda de crecimiento deseada. Compañías como Boehringer Ingelheim, Novo Nordisk o Schering Plough continuarán por el momento siendo objeto de frecuentes especulaciones respecto a protagonizar eventuales procesos de integración.

En base a lo expuesto anteriormente podemos asegurar que el año 2007 va a ser para la industria farmacéutica un año rico y variado en fusiones y adquisiciones. Rico en cuanto al número e importancia económica de las operaciones y variado en cuanto a la naturaleza de las compañías involucradas.

Tuesday, December 5, 2006

Pfizer: when the going gets tough…

Se complica este final de año para Pfizer, tras hacer público que pone fin al desarrollo clínico de torcetrapib, tal vez el producto más prometedor de los que tenía actualmente en su envidiable pipeline, y en el que ya llevaba invertidos más de 1.000 millones de dólares. La noticia supone para la compañía norteamericana uno de los reveses más serios en sus 157 años de historia, ya que torcetrapib estaba llamado a ser el sucesor de Lipitor (atorvastatina DCI), su principal producto, cuya patente vencerá en 2010 o 2011, aunque la india Ranbaxy intenta que sea antes de esa fecha. Lipitor aporta a Pfizer la cuarta parte de su facturación.

Recientes estudios muestran que la elevación del colesterol bueno (HDL), la acción principal de torcetrapib, reduce significativamente el riesgo cardiaco, por ello varias compañías intentan incorporar a su cartera algún producto que tenga este efecto. En esta línea, hace tan solo un mes Abbott anunciaba un acuerdo para hacerse con la propiedad de Kos Pharmaceuticals (ver EL GLOBAL nº 316), reforzando así su cartera con productos como Niaspan y Advicor, que elevan el colesterol bueno.

Roche y Merck también están desarrollando productos similares a torcetrapib, denominados genéricamente inhibidores de la CETP (las siglas del enzima sobre el que actúan). Roche, que obtuvo el producto en 2004 a través de una licencia de Japan Tobacco, espera solicitar el registro después del 2009 (actualmente se halla en fase 2). La americana Merck anunció en septiembre el retraso de la solicitud de registro de la terapia combinada triple que investiga, debido a problemas técnicos surgidos en el desarrollo de su formulación.

Con el abandono de torcetrapib, se acrecientan las presiones sobre Pfizer para que consiga mejorar su comportamiento financiero. Aunque la compañía anunció hace pocos días que tenía en fases tempranas de investigación otros dos productos que podrían sustituir a Lipitor, parece que en la práctica no le va a quedar otra salida que la licencia o la adquisición, para lo que cuenta con efectivo más que suficiente (tras la venta de su unidad OTC a J&J dispondrá de 29.000 millones de dólares). De hecho, su consejero delegado, Jeffrey Kindler, así lo ha dado a entender al manifestar que responderán al presente contratiempo de forma rápida y agresiva.

Las dificultades y los desafíos a los que deben enfrentarse las compañías innovadoras como Pfizer conllevan a menudo una importante erosión de la cuenta de resultados, lo que les exige aplicar medidas de reducción de gastos que pueden incluir la venta o el cierre de instalaciones o el recorte de plantilla. Sin ir más lejos, Pfizer anunció a finales del mes pasado que prescindiría del 20% de la fuerza de ventas que tiene en EEUU. Es muy probable que otras compañías sigan su estela y tomen medidas similares a ésta. El pasado año Pfizer hizo público su objetivo para 2008 de reducir sus gastos en 4.000 millones de dólares anuales, para lo que según algunos analistas del sector podría verse obligado a despedir hasta 10.000 empleados, un 10% de su personal. Reducciones de gastos y adquisiciones son los dos pilares sobre los que Pfizer debe ahora enfocar su gestión si quiere compensar la pérdida de la patente en 2011 de seis de sus productos (incluyendo a Lipitor), que suman cerca de la mitad de su facturación. Si ya pueden parecer desorbitados los precios a los que se han cerrado algunas de las operaciones de compra recientes, creo que a partir de ahora podemos esperar cifras aún mayores a medida que se aproximen los vencimientos sin que la I+D haya conseguido asegurar el relevo.

Para finalizar, me parece justo poner de manifiesto que Pfizer ha tenido en la gestión de esta importante crisis un comportamiento ejemplar. Tan pronto como el grupo de expertos independientes que monitorizaban el ensayo sobre torcetrapib le informó de los resultados adversos que se estaban obteniendo, muy a su pesar tomó la amarga decisión de detener de inmediato la investigación, notificándolo a continuación a las autoridades sanitarias. Pfizer ha demostrado así ser también una empresa líder en transparencia y en asunción de responsabilidades.