El reciente ‘no’ de Grecia a la última propuesta de la Troika no ha supuesto un cambio en la política de suministro de medicamentos por parte de los laboratorios farmacéuticos que operan en el país heleno. Y ello a pesar de la elevada deuda que acumulan sus hospitales y sanidad pública (1.200 millones de euros). Al menos, por ahora, el cierre de los bancos no afecta a la posibilidad de realizar transferencias.
Con todo, el riesgo de que el suministro de medicamentos se vea limitado es real y no sería una novedad. Hace cuatro años Roche, Sanofi y otras compañías interrumpieron el suministro a hospitales debido al impago de las facturas. En 2012 Merck KGaA dejó de suministrar Erbitux a los hospitales estatales griegos.
Algunas compañías, como AstraZeneca, están elaborando planes de contingencia ante la posibilidad de que el país suspenda pagos o salga de la eurozona. Recientemente, el director general de la EFPIA, Richard Bergström , advirtió en una carta al comisario europeo de Salud, Vytenis Andriukaitis, sobre la posibilidad de escasez de medicamentos debida al estímulo sobre el comercio paralelo en caso de que se produjera la salida del euro y la consiguiente vuelta al dracma.
Por su parte, el gobierno griego ha tomado medidas adicionales, como imponer a los médicos un porcentaje mínimo de prescripción de medicamentos genéricos. Asimismo, con el fin de evitar el acopio de medicinas, la asociación que representa a los médicos ha pedido a sus miembros que prescriban de acuerdo con las necesidades de cada paciente.