Sanofi-Aventis ha dado explícitas muestras de su empeño por hacerse con la propiedad de Genzyme. Las conversaciones amistosas que se iniciaron en verano han derivado en una opa hostil que ha sido rechazada repetidamente por el consejo de Genzyme y que sitúa el valor de la biotecnológica en 18.500 millones de dólares (69 dólares por acción).
Dos accionistas que se han sentido perjudicados por el rechazo han interpuesto una demanda contra el consejo de Genzyme, pues juzgan que éste les ha privado de aprovechar la suculenta oferta. Representantes oficiales de Genzyme han argumentado que según directivos de Sanofi-Aventis la compañía francesa estaría dispuesta a pagar hasta 80 dólares por acción, lo que fue negado por un portavoz de esta última.
Sanofi-Aventis hizo pública una carta la pasada semana en la que cuestionaba los argumentos de Genzyme para reclamar un aumento de la cantidad ofrecida y pidió a los accionistas de la biotecnológica que decidan por sí mismos sobre su propuesta. Éstos han vuelto a dar la negativa por respuesta, al considerar que no responde al valor real de la empresa y que para sentarse a negociar es preciso poner sobre la mesa una oferta que reconozca la recuperación de la compañía y el potencial de alemtuzumab, un producto para la esclerosis múltiple actualmente en investigación.
Durante las pasadas semanas Genzyme ha intentando infructuosamente encontrar un mejor postor, para lo que ha contactado con Takeda, GlaxoSmithKline, Johnson & Johnson, Eli Lilly y Pfizer, según informó The Financial Times. Se ha especulado asimismo con que Teva o Amgen pudieran tener algún interés en la biotecnológica.
Hay dos fechas clave que posiblemente estén condicionando el próximo movimiento de Sanofi-Aventis. El 28 de noviembre es la fecha límite en la que Genzyme debe haber trasladado la producción de Cerezyme, Fabrazyme y Thyrogen a una nueva planta, según lo acordado con la FDA tras la contaminación detectada el pasado año. Asimismo el 10 de diciembre expira la oferta de Sanofi-Aventis, aunque es posible que antes decida prolongar el plazo. Dependiendo del éxito que alcance la oferta entre los accionistas de Genzyme, Sanofi-Aventis puede optar por incrementarla algunos dólares con el fin de presionarles. Si logra el suficiente apoyo, la francesa podría llegar a forzar una junta extraordinaria para intentar introducir cambios en el consejo de forma que eventualmente acabe por aceptarse la operación de compra. Por ahora el cortejo continúa.
Cuando aún no han pasado dos años desde que Chris Viehbacher se hizo con el timón de Sanofi-Aventis, hasta la fecha se han invertido unos 17.000 millones de dólares en dos docenas de adquisiciones. Más de un 40 por ciento de la facturación de Sanofi-Aventis del pasado año proviene de productos cuya patente ha vencido o esta próxima a hacerlo. Por eso la principal prioridad ahora es compensar mediante crecimiento orgánico y adquisiciones la pérdida prevista de facturación. De consumarse la compra de Genzyme, sería con diferencia la operación más importante de las realizadas hasta ahora.
Pero a Sanofi-Aventis no le basta con reponer gran parte de su facturación, sino que precisa asimismo mantener el beneficio, para lo cual está implementando un draconiano programa de reducción de gastos operativos que se ha cifrado en unos 2.000 millones de euros. En esta línea anunció en fechas recientes que sólo en Estados Unidos recortaría alrededor de 1.700 empleos, lo que equivale a una cuarta parte de su fuerza laboral en ese país. En España la reducción afectará a un 15 por ciento del personal.