Genzyme es el productor de Cerezyme y de Fabrazyme, dos preparados indicados para la enfermedad de Gaucher y la de Fabry, dos enfermedades raras que afectan a unas 10.000 personas a nivel mundial. Genzyme tiene un modelo de comercialización muy diferente al habitual en el sector. Dispone de especialistas que conocen a fondo tanto los productos como sus indicaciones y que mantienen un contacto directo con médicos, pacientes y grupos de pacientes. Los pacientes temen que con la posible integración en una gran compañía como Sanofi puedan perder el trato personalizado que les dispensa Genzyme y que supone su principal ventaja competitiva.
Genzyme tuvo que cerrar el pasado año su planta de Boston, debido a la contaminación con un virus (que no afecta a los humanos, pero sí a las células utilizadas para obtener los fármacos). Genzyme no podía garantizar el suministro de dos de sus productos, lo que favoreció a sus dos directos competidores, la irlandesa Shire y la israelí Protalix Biotherapeutics. Con el fin de contrarrestar los efectos de la escasez de Cerzyme, el producto de Genzyme para el Gaucher, la FDA se dirigió a sus dos rivales con el fin de facilitar el acceso a opciones terapéuticas alternativas.
El pasado mes de julio Sanofi-Aventis anunció una oferta para comprar Genzyme. la mayor biotecnológica de Massachusetts, donde emplea a unas 1.300 personas. La oferta de Sanofi puede incitar a otras compañías a entrar en la pugna. Se cita a GlaxoSmithKline, Johnson & Johnson, Merck o Pfizer. De llegar a culminarse, sus rivales podrían tratar de aprovechar las dificultades surgidas del eventual proceso de integración.
En el pasado otras biotecnológicas, como Chiron, Immunex y MedImmune, tuvieron serias dificultades con la producción y acabaron siendo vendidas, a Novartis, Amgen y AstraZéneca, respectivamente. ¿Será este el destino que le espera a Genzyme? La historia se puede volver a repetir. Muchas de las grandes farmacéuticas tienen necesidad de cubrir la brecha que les está generando en sus ingresos los vencimientos de patentes y ven en las biotecnológicas globales y con gran potencial de crecimiento, como Genzyme, una oportunidad estratégica.
Genzyme facturó 4.500 millones de dólares en 2009, un dos por ciento menos que el año anterior, debido a los problemas de producción citados. El pasado mes de mayo, la compañía aceptó pagar 175 millones de dólares de compensación tras una inspección de la FDA en una de sus plantas. Es de suponer que cualquier potencial comprador asegurará previamente la capacidad de producción.