En un entorno en el que pesan los pobres resultados de los esfuerzos en I+D, la competencia de las compañías de genéricos tras los vencimientos de las patentes, las medidas para contener el gasto farmacéutico y las causas legales actualmente en curso, algunas de las grandes del sector han podido presentar unos excelentes resultados en el tercer trimestre del año. Todo ello gracias a las políticas de contención de costes puestas en marcha por estas compañías, que han logrado compensar los efectos del mencionado panorama adverso.
De acuerdo con IMS, marcas que representan 23.000 millones de dólares (18.000 millones de euros) de facturación van a perder durante el presente año su patente. Y en 2007 perderán la patente productos que están aportando más de 16.000 millones de dólares (12.600 millones de euros). A pesar de que IMS ha pronosticado que el número de blockbusters crecerá desde 95 el pasado ejercicio hasta 112 el próximo año, ello no compensará la comentada pérdida de ventas como consecuencia de los vencimientos de las patentes.
La situación es tan seria que la continuidad de los consejeros delegados de las compañías parece pender de un hilo. No parece casual que tres de ellos (Merck, Pfizer, Bristol Myers Squibb) hayan sido reemplazados en el último año. Sus sustitutos saben bien que deberán actuar de manera audaz si desean tener éxito en su nuevo cometido. Los vencimientos de las patentes de algunas de sus principales marcas conllevan una pérdida de facturación que debería compensarse por la vía de la comercialización de nuevos blockbusters que están tardando en llegar más tiempo del previsto. Aun así, las compañías continúan invirtiendo en I+D, bien en proyectos internos o a través de acuerdos, alianzas o adquisiciones de compañías de biotecnología.
Mientras no llegan los nuevos productos sustitutivos que logren revitalizar los ingresos, algunas empresas han situado entre sus principales prioridades la aplicación de ambiciosos programas de reducción de gastos. Durante 2005 y 2006 al menos nueve grandes corporaciones (AstraZeneca, Bayer, Bristol Myers Squibb, Eli Lilly, Johnson & Johnson, Merck, Pfizer, Schering Plough y Wyeth) han anunciado la puesta en marcha de este tipo de iniciativas. Bristol Myers Squibb anunció que hasta 2008 reduciría su gastos en 1.000 millones de dólares con medidas como la externalización de sus actividades de tecnologías de la información o la reducción de su fuerza de ventas en un 30%. Desde mediados de 2004 Eli Lilly ha recortado más de 3.000 puestos de trabajo. Tanto Merck como Pfizer están recortando millones de dólares de sus cuentas a través del cierre o la venta de diversas plantas de fabricación y del despido de trabajadores. La disciplina en la contención de costes impuesta por Fred Hassan, el consejero delegado de Schering Plough, ha logrado sacar a la compañía de los números rojos. Wyeth por su parte tomó la decisión el pasado año de reducir su fuerza de ventas en EEUU. Algunos analistas han estimado que de cumplirse los programas de reducción de gastos anunciados, se conseguirá compensar hasta dos terceras partes del impacto sobre los beneficios operativos como consecuencia de la pérdida de facturación prevista.
Con todo, esta fase por la que pasan las compañías innovadoras responde también a un objetivo a más largo plazo. El modelo tradicional de organización totalmente integrada parece estar agotado. Las empresas se han dado cuenta que conviene transformarse en organizaciones mucho más ligeras, con costes de estructura más reducidos y externalizar diversas funciones. En innovación las grandes organizaciones no parece que estén siendo las más productivas. Aunque ofrecen indudables ventajas en cuanto a economías de escala, no resultan ser el entorno más propicio para el pensamiento inconformista, que es el que lleva a la innovación. Son las pequeñas compañías, con la ayuda del capital riesgo, las que están dando los mejores resultados. Por lo tanto parece acertado reducir el personal investigador improductivo y substituirlo por fuentes externas de innovación. Así parecen haberlo entendido las compañías líderes, que ya se encuentran inmersas en un proceso de deconstrucción, configurando de este modo un nuevo paradigma que les permita ser mucho más eficientes en el futuro.
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