Monday, November 9, 2009

La FDA y las redes sociales


A comienzos del presente año la FDA llamó la atención a 14 compañías farmacéuticas por el uso de anuncios breves en motores de búsqueda como Google, al considerarlos engañosos y no incluir advertencias sobre seguridad. La agencia norteamericana se ha propuesto ahora iniciar un proceso para regular el uso de las denominadas redes sociales digitales (Facebook, MySpace, Twitter, etc.). El surgimiento y rápida adopción de éstas ha sido posible gracias al desarrollo de tecnologías que permiten a los usuarios de Internet generar, compartir y diseminar contenidos de una forma sencilla y ágil. Los usuarios las aprovechan no sólo para relacionarse y reforzar los vínculos con sus contactos personales y profesionales, sino también para tratar de establecer conversaciones con las empresas y las marcas que son relevantes para ellos. Y entre ellas encontramos, cómo no, compañías y productos farmacéuticos.

De este modo se ha ido configurando un nuevo escenario caracterizado por situaciones hasta ahora inéditas que requieren ser analizadas en cuanto a su repercusión, alcance y consecuencias. Actualmente nada impide, por ejemplo, que un paciente diabético cuente en un foro de Internet su experiencia con relación a un nuevo tratamiento, detallando los efectos secundarios que haya podido padecer. O que una persona relate en la red la mejoría que ha experimentado con un medicamento que le ha sido prescrito por su médico para una indicación no aprobada. Las compañías farmacéuticas pueden verse interpeladas con relación a estos asuntos y pueden hallarse ante el dilema de tener que escoger entre dar una respuesta para aclarar alguna cuestión o inhibirse por temor a incurrir en alguna ilegalidad.

La nueva realidad aconseja revisar y eventualmente actualizar el estricto marco legal y los códigos de buenas prácticas que regulan la comunicación entre las compañías farmacéuticas y los profesionales sanitarios y público general. Las compañías se sienten ahora inseguras y son reacias a entablar un diálogo abierto con otros usuarios en el ámbito de las redes sociales por temor a ser acusadas de prácticas ilegales. Ello explica que algunas de ellas hasta ahora sólo hayan practicado el monólogo y que en sus sitios web no permitan hacer comentarios. Puede ocurrir que en un foro digital alguno de los participantes proporcione una información errónea acerca de un medicamento y que el fabricante sienta que no puede intervenir para hacer una aclaración por temor a ser sancionado.

Para acabarlo de complicar aún más, hace unas semanas ha aparecido Google SideWiki, una de las innovaciones que más controversia y polémica está generando en el sector. Esta herramienta permite abrir una barra lateral en cualquier página web y hacer los comentarios que uno desee, aunque la página no ofrezca esa posibilidad. Numerosas compañías farmacéuticas ya tienen en sus sitios web comentarios en esa barra lateral (para comprobarlo basta con instalar la barra de Google y utilizar como navegador Internet Explorer o Firefox) que esperan alguna respuesta. Entre las farmacéuticas cunde un cierto sentimiento de indefensión y hay hasta quien ha solicitado a Google que permita que el administrador de una página pueda bloquear o impedir el uso de SideWiki.




Cuestiones como las planteadas son las que hace ahora un par de meses motivaron a la FDA a lanzar una convocatoria y a organizar la celebración de una audiencia pública en Washington los próximos 12 y 13 de noviembre. La asistencia es libre para todas las partes interesadas, tales como consumidores, pacientes, personal sanitario, agencias de publicidad, proveedores de servicios y compañías farmacéuticas, entre otros. El regulador norteamericano demanda al público su opinión sobre una serie de cuestiones específicas: responsabilidad, cumplimiento de la normativa legal, corrección de informaciones erróneas, uso de enlaces, comunicación de efectos adversos. El proceso se prevé largo y tras la audiencia pública aún será posible enviar comentarios por escrito hasta finales de febrero de 2010. Se supone que posteriormente la FDA analizará toda la información y elaborará un borrador que se someterá de nuevo a consideración de las partes afectadas.

Para finalizar creo que a nadie se le escapa que el resultado final no sólo tendrá consecuencias para el sector farmacéutico norteamericano, sino también para el resto, pues indudablemente constituirá una referencia de primer nivel para otras agencias reguladoras nacionales e internacionales quienes podrán seguir procesos y adoptar criterios similares. De momento estaremos pendientes de lo que suceda esta semana en Washington.

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