Monday, September 1, 2008
Roche quiere la totalidad de Genentech
Sin lugar a dudas, uno de los temas calientes de este mes de agosto ha sido el del intento de absorción de Genentech por parte de Roche. Posteriormente a la oferta de Roche, las acciones de Genentech se revalorizaron hasta doblar la prima ofrecida, sugiriendo así que el mercado apuesta por que la compañía suiza mejore sus condiciones. Por otra parte, tras analizar la oferta, un comité especial del consejo de administración de Genentech rechazó la misma por considerar que se encontraba por debajo del valor real de la compañía.
Algunos analistas estiman que la operación puede suponer ahorros a Roche de 750 a 850 millones de dólares anuales. Roche, además, controlaría el total de los beneficios que los anticancerígenos Avastin (bevacizumab DCI) y Herceptin (trastuzumab DCI) reportan actualmente a Genentech, así como su atractiva cartera de nuevos productos.
No es la primera vez que Roche controla la totalidad de Genentech. En 1999 la compañía suiza compró Genentech y a finales de ese mismo año la sacó a bolsa, obteniendo con la operación una importante prima. No parece descabellado que algo similar pueda llegar a repetirse en el futuro.
Dos de las cuestiones clave a responder cuando se analiza una operación como ésta son: qué gana la compañía que toma la decisión de llevarla a cabo y por qué escoge ese momento y no otro. Empecemos intentando justificar en primer término la última cuestión.
La actual coyuntura del tipo de cambio euro/dólar parece señalar que el valor de la moneda norteamericana puede haber tocado fondo en su evolución respecto a la europea y que en próximos periodos podemos esperar, como ya está sucediendo, una revaloración del dólar respecto al euro. De ser cierta esta observación, desde el punto de vista económico parece que el momento más idóneo para realizar la operación sería el actual.
Respecto a la cuestión planteada en primer lugar, parece existir más de una razón para justificar el interés de Roche. De un lado, resulta lógico pensar que Roche conoce al detalle la cartera actual y futura de Genentech y, por tanto, habrá evaluado su potencial de beneficios futuros. De otra parte, el acuerdo por el que Roche tiene los derechos de comercialización de cualquier producto de Genentech aprobado fuera de los EEUU expiran el año 2015. Probablemente Roche desea asegurarse ahora esos derechos y evitar una eventual pugna con algún competidor, que podría llegar a salirle muy cara.
De forma casual he coincido este verano en Norteamérica con una persona que trabaja en la industria farmacéutica de aquella región y que conoce de cerca ambas empresas. No pudimos por tanto eludir hablar de este asunto. Una reflexión importante que me hizo mi interlocutor fue que si bien la cuestión económica es uno de los aspectos que suele resultar clave para que toda operación se pueda culminar, en este caso hay un aspecto que en modo alguno puede dejarse de lado, y es el de la cultura de empresa.
Ambas empresas son muy diferentes en este sentido. Y no se trata sólo de que unos sean suizos y los otros norteamericanos, sino que incluso dentro de los EEUU, la gente de Silicon Valley, donde se encuentra Genentech, comparte unos rasgos que los diferencia del resto de sus compatriotas y que puede suponer una barrera importante en caso de pretender una integración.
No sabemos si ésa es una de las metas que persigue Roche. Al parecer, parte de la gente de Genentech es lo que se teme y están respondiendo a llamadas de cazatalentos o enviando su currículum vítae en busca de mejores perspectivas profesionales. De hecho, Genentech ya ha anunciado que va a poner en marcha un programa para retener a sus empleados en el que invertirá 371 millones de dólares. Hay compañías en las que en su absorción los empleados cuentan muy poco y que lo que se valora son los activos materiales o los derechos de propiedad intelectual. No cabe duda que en el caso de Genentech el personal es un activo que Roche debe intentar preservar.
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