Monday, May 19, 2008

La reorganización de BMS aviva las especulaciones


En estos tiempos que nos ha tocado vivir, en los que la única certeza futura es la incertidumbre y en los que lo único que cuenta es la confianza en quienes toman las decisiones, es donde los analistas hallan su razón de ser. Ellos son ahora los protagonistas, los que manejan nuestras expectativas a diario con sus continuas especulaciones. Los del sector farmacéutico son especialmente hábiles y logran casi a diario mantener nuestra atención en vilo, moviendo el foco de la actualidad de un punto a otro. En esta ocasión le ha tocado el turno a Bristol-Myers Squibb (BMS).

Esta compañía norteamericana ha anunciado recientemente el acuerdo por el que vende Convatec, su negocio de productos para el cuidado de heridas y productos de ostomía. Dos compañías de capital privado, una americana y otra europea, han aceptado pagar por esta unidad 4.100 millones de dólares. Este movimiento se enmarca en una sucesión de operaciones que son las que han motivado las especulaciones de los analistas.

Ya el pasado mes de enero BMS se desprendió de su unidad de imagen médica. Y la pasada semana comunicó que planea sacar a bolsa una parte (entre un 10 y un 20 por ciento) de Mead Johnson, su unidad de nutrición infantil. Al parecer, mediante este plan de venta de activos de menor rentabilidad la compañía neoyorquina pretende obtener efectivo para invertirlo en adquisiciones que le permitan reforzar el negocio biofarmacéutico y que le aporten un mayor retorno.

El bautizado como ‘precipicio de las patentes’ (patent cliff) está ya a la vuelta de la esquina y son una excepción las compañías de las llamadas innovadoras que se encuentran a salvo de sus efectos. BMS, que actualmente es una de las grandes farmacéuticas más prósperas, es de las que previsiblemente no se librará de sufrir las consecuencias, debido sobre todo a su anticoagulante Plavix (clopidogrel DCI), el segundo producto más vendido a nivel mundial. Por ello necesita que al menos los últimos productos introducidos y los próximos a comercializar le aporten ingresos crecientes con rapidez.

En la actualidad, los resultados del primer trimestre arrojan unas cifras espectaculares. Los ingresos que proceden de las operaciones ordinarias han crecido un 20 por ciento. La venta anual móvil de Plavix crece un 39 por ciento, fruto de la recuperación de los ingresos tras la lucha con la canadiense Apotex, que no pudo mantener en el mercado una versión genérica del anticoagulante. Ahora la amenaza del genérico llega también a Europa, de la mano de un laboratorio suizo (Schweizerhall). En el futuro inmediato BMS confía en las buenas perspectivas de Sprycel e Ixempra, dos anticancerígenos que parecen muy prometedores, y a mitad de año espera poder solicitar a la FDA el registro del antidiabético saxagliptina, un competidor de Januvia, de Merck & Co.

Los 5.000 o 6.000 millones de dólares que BMS puede llegar a reunir con la venta de activos los puede emplear en la financiación de la compra de pequeñas farmacéuticas que le ayuden a revitalizar y a diversificar su pipeline actual. En su proceso de reorganización el pasado diciembre comunicó que recortaría 4.300 empleos, el 10 por ciento de su plantilla, esperando alcanzar en 2010 ahorros por valor de unos 1.500 millones de dólares anuales.

Por otra parte, es indudable que la mejora esperada de la rentabilidad y el efectivo procedente de sus desinversiones hacen a la compañía más atractiva para una eventual adquisición. En anteriores ocasiones ya hemos especulado sobre el sentido de una posible fusión con Sanofi o sobre la posibilidad de una OPA por parte de Pfizer, GlaxoSmithKline, AstraZeneca o Novartis. No obstante, James Cornelius, su presidente y consejero delegado, tiene una gran confianza en el futuro de la compañía y, como prueba de ello, acaba de invertir la módica cantidad de 2,3 millones de dólares en adquirir un paquete de 100.000 títulos de BMS. En la misma línea, Fred Hassan, su homólogo en Schering-Plough, también invirtió no hace mucho un par de millones de dólares en comprar 110.000 acciones de su compañía. Eso sí que es comprometerse y lo demás son zarandajas.

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