La mayor biotecnológica del mundo en términos de facturación se encuentra inmersa en una de las peores crisis de su historia. Después de haber cotizado hace un par de años por encima de los 85 dólares por acción, el pasado mes de agosto ha llegado a caer hasta cerca de los 48 dólares por acción. La compañía vale ahora 25.000 millones de dólares menos de lo que valía a comienzos del presente año, habiendo perdido más de una cuarta parte de su capitalización bursátil. En la coyuntura actual el futuro de Amgen se vislumbra un tanto sombrío.
Las restricciones a la prescripción de las eritropoyetinas han impuesto un fuerte retroceso en las ventas de Epogen y Aranesp (una forma modificada de eritropoyetina), los dos principales productos de Amgen, que suponen aproximadamente la mitad de la facturación (sólo Aranesp facturó 4.100 millones de dólares en 2006) y más de la mitad del beneficio de la compañía. Los mismos fármacos que contribuyeron a su crecimiento están siendo ahora los protagonistas de su caída.
El pasado año algunos estudios publicados indicaron que dosis altas de eritropoyetina se relacionaban con un incremento del riesgo de sufrir ataque cardiaco o ictus. En marzo la FDA obligó a Amgen a incluir en el material de acondicionamiento de estos antianémicos un mensaje advirtiendo de que puede acelerar el crecimiento de los tumores e incrementar la mortalidad. En mayo un comité de expertos recomendó limitar su uso a ciertos tipos de cáncer y propuso que se indicara en los envases los niveles de hemoglobina que deberían tener los pacientes para instaurar el tratamiento. Las restricciones afectan por igual a Procrit, la eritropoyetina que comercializa Johnson & Johnson, aunque la repercusión para esta compañía es muy limitada, ya que depende mucho menos que Amgen para el crecimiento de su facturación.
El organismo que gestiona en EEUU los programas Medicare y Medicaid estableció una nueva restricción a comienzos del mes de agosto pasado, por la cual el manejo y la prescripción de eritropoyetina se debe limitar a pacientes que presenten un máximo de 10 gramos de hemoglobina por decilitro de sangre. Tras este nuevo revés los bancos de inversión revisaron a la baja sus previsiones y recomendaciones y provocó la caída del valor de la acción de Amgen. La compañía californiana reaccionó anunciando que reduciría unos 2.600 empleos, entre un 12 y un 14 por ciento de su plantilla a nivel mundial, con el fin de reducir los gastos en unos 1.000 millones de dólares en 2008 y mejorar sus previsiones de resultados.
Entre tanto, septiembre va a ser un mes clave para Amgen. El próximo día 4 se inicia un proceso judicial en Boston para determinar si Mircera, una eritropoyetina modificada de Roche aprobada ya en Europa, viola alguna patente de Amgen. Previsiblemente en octubre se conocerá la sentencia. Por el momento, un juez norteamericano acaba de concluir que Roche infringe una de las patentes de Amgen. Una semana más tarde, el próximo día 11, se reúne un comité de asesores de la FDA para evaluar de qué forma deben utilizarse los fármacos para tratar la anemia en el caso de los enfermos renales. Hay posibilidades de que los expertos recomienden utilizar dosis menores de los fármacos. Y la experiencia muestra que habitualmente la agencia norteamericana suele seguir las recomendaciones de los comités de expertos que la asesoran. Cabe la posibilidad además que compañías de seguro privadas tengan en cuenta las decisiones de la FDA e introduzcan también nuevas limitaciones al uso de las eritropoyetinas.
Entre los fármacos que Amgen tiene en cartera destaca denosumab, para la osteoporosis y el cáncer óseo. Se espera que se encuentre disponible para finales de 2008 y que en pocos años llegue a superar los 1.000 millones de dólares de facturación. Todo ello si los estudios que se están realizando dan buenos resultados. No obstante, parece poco probable que las ventas de Epogen y Aranesp recuperen el nivel que llegaron a alcanzar y que los nuevos productos puedan compensar esta pérdida. Así pues, todo apunta a que la compañía deberá buscar alternativas fuera, ya que el crecimiento orgánico no parece que vaya a ser suficiente para asegurar su recuperación y desarrollo futuros.
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