Un comité de expertos acaba de recomendar a la FDA que no apruebe la comercialización de Arcoxia (etoricoxib DCI), el analgésico de Merck & Co. Arcoxia pertenece a la misma familia que Vioxx (rofecoxib DCI), la de los inhibidores de la ciclooxigenasa 2 (COX-2). En 2004 Merck se vio obligada a retirar Vioxx del mercado, al haberse asociado su uso con la aparición de efectos adversos cardiovasculares y actualmente Merck se enfrenta por ello a unas 30.000 demandas. Asimismo Pfizer retiró Bextra (valdecoxib DCI) en 2005. Desde entonces, sólo Celebrex (celecoxib DCI), también de Pfizer, es el único inhibidor de la COX-2 disponible en EEUU.
Arcoxia se encuentra actualmente presente en 63 países de Europa, Asia y Latinoamérica. La recomendación de no aprobar su comercialización en EEUU se debe a que se cuestiona su seguridad cardiovascular. Merck confía en que Arcoxia sea el sucesor de Vioxx. No obstante, aunque todavía desconocemos cuál será la decisión de la FDA, conviene recordar que ésta suele seguir las recomendaciones de sus comités de expertos. Por el momento, esta decisión pone prácticamente en tela de juicio no sólo la seguridad de Arcoxia, sino la de toda la clase de los inhibidores de la COX-2, con lo que no sólo supone un revés para Merck, sino también para compañías que hayan previsto introducir en el futuro alguno de estos productos.
Una de estas compañías es Novartis, que espera lanzar próximamente Prexige (lumiracoxib DCI) en EEUU. La compañía suiza ha incrementado sus esperanzas en este producto tras sufrir dos recientes contratiempos: el retraso de la aprobación de Galvus (vidagliptina DCI), un inhibidor de la DPP-IV para la diabetes, y la retirada de Zelnorm (tegaserod maleato DCI), un producto para el síndrome del intestino irritable cuya seguridad se ha visto recientemente cuestionada por asociarse a problemas cardiacos e ictus. Por el momento Prexige ya ha sido aprobado en 40 países.
Sorprendentemente el rechazo de Arcoxia no ha sido obstáculo para que Merck comunicara tan sólo unas horas después que había incrementado sus previsiones de beneficios para el año en curso. Como respuesta, las acciones de Merck han alcanzado así niveles a los que no se había llegado desde la retirada de Vioxx. Son varios los motivos que explicarían esta revisión al alza de sus resultados.
En primer lugar están los importantes ahorros obtenidos con los cierres de algunas plantas y la reducción de plantilla. Merck parece estar gestionando bien su transformación, así como su adaptación a la pérdida de patente de productos tan importantes como Zocor (simvastatina DCI). Ejemplo de ello es Vytorin/Inegy, una combinación de simvastatina y ezetimibe, que es el resultado de la joint venture creada hace seis años en colaboración con Schering Plough. A corto plazo Merck espera obtener para este producto un crecimiento del 60%. Por último están los éxitos alcanzados con nuevos productos como Januvia (sitagliptina DCI), el primer inhibidor de la DPP-IV para la diabetes, Janumet (una combinación de sitagliptina y metformina) y Gardasil, la vacuna contra el virus del papiloma humano, causante de cáncer de cuello de útero. Asimismo los analistas y los mercados financieros han valorado muy positivamente que hasta ahora Merck haya ganado la mayoría de los juicios celebrados por el caso Vioxx.
Por todo ello podemos concluir que en el análisis detallado de Merck encontramos más luces que sombras y que en conjunto la imagen que se obtiene permite ser optimistas en cuanto al futuro cercano de la compañía.
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