Durante la década de los 90 tuvo lugar en el sector farmacéutico una importante ola de fusiones y adquisiciones. Fue la época en la que se fusionaron empresas como Ciba-Geigy y Sandoz (1996), Astra y Zéneca (1998) o Hoechst y Rhône-Poulenc (1999).
La ola continuó en la década siguiente y fue tan importante en su conjunto que dio lugar a un chiste que se hizo muy popular entre los visitadores médicos:
Dos visitadores coinciden una mañana en un centro de salud y tienen la siguiente conversación:
- Hola, ¿qué tal? ¿Tú también eres visitador médico?
- Pues, sí…
- ¿Y para qué laboratorio trabajas?
- Trabajo para ‘Hoeschst Marion Merrell Dow Roussell Uclaf Rhône Poulenc Rorer Sanofi Synthélabo’. ¿Y tú?
- ¿Yo?… Yo trabajo para el otro…
Afortunadamente el sentido común se fue imponiendo y los nombres se acabaron simplificándo o sustituyendo por otros de nuevo cuño, como Novartis o Aventis.
Precisamente ayer conocimos que Sanofi-Aventis ha decidido recortar su nombre de nuevo y quedarse sólo con Sanofi. En realidad creo que todos la llamábamos ya así,
Hace algunas semanas Bayer hizo lo mismo con Schering. Por eliminar la marca Schering, Bayer imputó 405 millones de euros a su cuenta de explotación del 2010, en concepto de pérdida de activo intangible (fondo de comercio). Ello hizo que en el cuarto trimestre del ejercicio diese una pérdida de 145 millones de euros. Es el primer trimestre con pérdidas en los últimos siete años.
Volviendo a Sanofi, prácticamente coincidiendo con la simplificación del nombre, a través del su canal en YouTube hemos conocido el nuevo logo de la compañía.
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