No hay semana en la que China o India estén ausentes en la actualidad del sector farmacéutico. Y es más, el protagonismo de estos dos países va a ser cada vez mayor en los próximos años. Un informe reciente de la firma de consultoría PricewaterhouseCoopers (PwC) pone de manifiesto que para el año 2020 ambos mercados se encontrarán entre los diez primeros en el escalafón mundial. Sólo China se situará en el segundo o tercer lugar de la lista.
Según el informe de PwC, para el año 2020 el mercado farmacéutico mundial habrá doblado su tamaño actual en valores. Los motores de este crecimiento los constituyen la mayor demanda de medicamentos debido al aumento de la población, el envejecimiento progresivo de ésta y el incremento de la obesidad, así como el crecimiento de patologías crónicas y de enfermedades infecciosas en relación con el calentamiento global del planeta.
El perfil de patologías que afectan mayoritariamente a las economías emergentes se está modificando a lo largo del tiempo, en una tendencia que les acerca al perfil epidemiológico típico de las economías más avanzadas. El alcance de mayores cotas de prosperidad conlleva un aumento del número de pacientes afectados por patologías crónicas, tales como diabetes y enfermedades cardiovasculares. Los pronósticos de crecimiento de estas patologías apuntan a que la prevalencia de la hipertensión se doblará y la de la diabetes prácticamente se triplicará.
En la actualidad, las regiones de Norte América, Europa Occidental y Japón acaparan el 80 por ciento del mercado farmacéutico mundial. No obstante, estas regiones tienen limitado su potencial de crecimiento debido sobre todo a las medidas que han venido aplicando autoridades gubernamentales y aseguradoras privadas para contener la factura farmacéutica y también a la competencia de medicamentos genéricos tras el vencimiento de las patentes. A ello hay que añadir los costes crecientes en investigación y desarrollo por las mayores exigencias de las agencias que otorgan el permiso de comercialización, sin que ello se traduzca en una mejora de la productividad.
Por todo ello la industria farmacéutica está viendo en la región asiática una oportunidad para explotar el inmenso potencial de crecimiento de este mercado. Así, cada vez resulta más natural leer en la prensa del sector noticias relacionadas con inversiones y operaciones en esta región por parte de alguna de las grandes del sector. Tenemos los ejemplos recientes de Novartis, con la apertura de un centro de I+D cerca de Shangai o los centros de I+D de Lilly, Novartis y GlaxoSmithKline en Singapur. La corta capacidad financiera de las compañías farmacéuticas asiáticas estimula también las adquisiciones y alianzas entre éstas y las grandes compañías globales en las áreas de I+D, ensayos clínicos y externalización de servicios. Los bajos costes laborales en los países asiáticos es un factor que sin duda incentiva la inversión foránea. Asimismo la ventaja en costes está favoreciendo la expansión de las compañías indias en los mercados de genéricos (Ranbaxy, Dr.Reddy’s, etc.).
No podemos olvidar que en este contexto hay asuntos que aún suscitan una cierta preocupación, como el respeto a los derechos de la propiedad intelectual y algunas incertidumbres sobre los marcos legales actualmente vigentes. No obstante, la aplicación de nuevas leyes durante los últimos cinco años permite ser optimistas de cara al futuro.
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