El baile de fusiones y adquisiciones en el que se encuentra inmersa la industria farmacéutica no parece aminorar su ritmo. Antes al contrario, todo indica que seguirá aumentando durante el próximo año. Y no son pocos los motivos que justifican esta afirmación.
Durante el 2007 se seguirán produciendo nuevos vencimientos de patentes. Entre ellos se encuentran productos como Norvasc (Pfizer), Imigran (GlaxoSmithKline), Nexium (AstraZeneca), Seroxat/Paxil (GlaxoSmithKline) o Risperdal (Janssen), que verán declinar sus ventas de forma dramática por la comercialización de genéricos. En conjunto, la facturación total que se verá afectada por esta causa ronda los 11.000 millones de dólares. A ello hay que añadir las enormes dificultades con las que se encuentran las compañías innovadoras para conseguir que sus esfuerzos en I+D fructifiquen en forma de productos que permitan compensar las pérdidas de facturación en favor de los genéricos y que satisfagan las expectativas de los inversores. Si sumamos además otros factores de entorno, como la continuada presión por parte de gobiernos y aseguradoras privadas para reducir el gasto en medicamentos, o las amenazas que se derivan del nuevo reparto de poder en el Congreso de los EEUU tras las legislativas del pasado mes de noviembre, nos podemos explicar en parte las razones que alimentan el actual proceso de consolidación, cuya dinámica conviene diferenciar de la de anteriores períodos.
Durante las dos últimas décadas la industria ha sufrido un proceso de concentración creciente. Hace 20 años las diez primeras compañías suponían el 12 por ciento de las ventas a nivel mundial. Actualmente este porcentaje casi se ha multiplicado por cuatro. No obstante, a lo largo de este tiempo se puede constatar un cambio sustancial en las principales motivaciones que subyacen en las operaciones de consolidación, moviéndose desde la obtención de sinergias a través del aprovechamiento de economías de escala o de alcance, hasta la búsqueda de novedades o de fuentes de innovación que permitan revitalizar y reforzar los empobrecidos pipelines, asegurando de este modo un crecimiento sostenido.
Las compañías de biotecnología constituyen sin duda una valiosa fuente de nuevos productos y por ello han sido y siguen siendo blanco de las líderes de la industria, que llegan a establecer acuerdos de colaboración para el desarrollo y la comercialización o, como sucede cada vez con mayor frecuencia, las adquieren e integran en sus operaciones, con lo que no sólo incorporan sus productos, sino también sus tecnologías. La consolidación no sólo está teniendo lugar entre grandes compañías farmacéuticas y compañías de biotecnología, sino también entre éstas últimas, por la necesidad de alcanzar masa crítica suficiente y liquidez que les permita asegurar la continuidad.
Hablando de fusiones y adquisiciones no podemos olvidarnos de las empresas de genéricos. Los reducidos márgenes con los que se juega en este negocio convierten el tamaño en un factor competitivo fundamental. Grandes volúmenes de fabricación posibilitan la obtención de economías de escala que reducen de manera importante los costes de fabricación. Este factor actúa como un potente incentivo para que unas compañías traten de comprar a otras, contribuyendo así a la consolidación del sector. De este modo, compañías que competían inicialmente a nivel local o regional, están pasando a convertirse en competidores globales, que ubican sus plantas de fabricación en países donde los costes laborales son reducidos, y que operan comercialmente en varios continentes.
Este año ha sido especialmente fructífero en cuanto a operaciones entre compañías de tamaño mediano en territorio europeo. Pobres resultados en investigación, catálogos maduros y competencia de genéricos son factores que llevan a estas compañías a plantearse participar en operaciones de compraventa, como vía a partir de la cual alcanzar la senda de crecimiento deseada. Compañías como Boehringer Ingelheim, Novo Nordisk o Schering Plough continuarán por el momento siendo objeto de frecuentes especulaciones respecto a protagonizar eventuales procesos de integración.
En base a lo expuesto anteriormente podemos asegurar que el año 2007 va a ser para la industria farmacéutica un año rico y variado en fusiones y adquisiciones. Rico en cuanto al número e importancia económica de las operaciones y variado en cuanto a la naturaleza de las compañías involucradas.
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