A mediados del mes de agosto, cuando la mayoría nos encontrábamos disfrutando de las vacaciones estivales, el líder de la distribución farmacéutica europea, Gehe, nos anunciaba la adquisición del 78% de AFM Cremona, una cadena de 14 farmacias municipales en Cremona (Italia). Junto con la adquisición de AFM Bolonia en mayo del pasado año, son ya 50 las farmacias a través de las cuales Gehe tiene presencia en Italia. Este distribuidor farmacéutico alemán confirma así su liderazgo al controlar cerca de 1.400 farmacias en Europa, más que cualquier otro de sus competidores.
El proceso de expansión seguido por Gehe en los últimos años ha sido extraordinario. Hacia finales de los años 80 Gehe operaba casi exclusivamente en el mercado alemán y sus actividades se limitaban a la distribución de medicamentos. En los años siguientes, la compañía se propuso expandir sus negocios y ampliar su presencia geográfica. Su ambicioso programa de adquisiciones la ha llevado prácticamente a quintuplicar su facturación (más de 14.000 millones de US $ en 1999). La adquisición de las distribuidoras OCP en Francia y AAH en el Reino Unido, llevó a Gehe al liderazgo de la distribución en estos dos países. En 1997 Gehe adquirió la cadena líder de farmacias en el Reino Unido, Lloyds, llegando a controlar así más farmacias que Boots. A principios de este año, Gehe ha adquirido el mayorista más importante de Austria, Herba Chemosan. La compañía, que ya se encuentra presente en la República Checa, tiene la mirada puesta en Hungría y Polonia y pretende continuar así su expansión por los países del Este europeo.
Pero, mientras Gehe se ha ido de compras por Europa, ¿qué han hecho sus competidores? Pues no podemos afirmar que se hayan quedado atrás. Phoenix, el distribuidor líder de Alemania, se acaba de colocar en segundo lugar en el ranking europeo, detrás de Gehe, tras quedarse el pasado mes de abril con la tercera parte del mayorista finlandés Tamro. No obstante, la estrategia seguida por Phoenix es un tanto distinta a la desarrollada por Gehe, pues mientras ésta ha establecido su presencia europea a través de inversiones estratégicas en grandes distribuidores, aquélla ha preferido controlar la mayoría del capital de mayoristas nacionales o grandes distribuidores regionales y posteriormente unirlos a su red europea. Esta parece ser también la estrategia seguida por Alliance UniChem, el mayorista que resultó de la unión en 1997 del francés Alliance Santé y del británico UniChem. La integración de Safa Galénica en Alliance UniChem, supuso el inicio de su presencia en nuestro país, ampliada hace algo más de un año con la adquisición del mayorista andaluz Molina Serrano. Por su parte, Cofares, el líder de la distribución farmacéutica de nuestro país, anunció hace ahora dos años su cooperación con el grupo francés OCP, subsidiaria de Gehe. Cofares adquiría así el 25% de Tredimed S. A., participada a partes iguales por OCP, Cofares y las subsidiarias de Gehe AAH (Reino Unido) y Gehe Pharma Handel (Alemania). El objetivo anunciado de este acuerdo fue “compartir conocimiento en las áreas de organización, logística, compras y marketing al objeto de mejorar el resultado de cada uno de los socios”. Las especiales características del sector de la distribución farmacéutica española, muy fragmentado todavía, hace que los restantes distribuidores de nuestro país, mayoritariamente de capital farmacéutico, se resistan por el momento a ser absorbidos, y que intenten sobrellevar la situación agrupándose en centrales de compra.
La participación de mercado de las grandes distribuidoras farmacéuticas europeas –Gehe, Phoenix y Alliance UniChem- que no alcanzaba el 50% hace tan solo dos años, previsiblemente se elevará este año hasta el 60%. Es incuestionable que, al igual que ocurre en el sector de los fabricantes farmacéuticos, el sector de la distribución europea se encuentra inmerso en un proceso de concentración en el que se prevé que queden dos o tres grandes grupos en un plazo de cinco años. Indudablemente, la consolidación política de Europa supone para los distintos distribuidores que los problemas a afrontar sean cada vez más parecidos. Por ello, no debería sorprendernos la motivación de los grandes distribuidores nacionales para expandir sus actividades a lo largo del viejo continente.
La paulatina concentración de mayoristas farmacéuticos y su progresiva integración vertical hacia delante, mediante la adquisición de farmacias, llevará a éstos a un creciente control de los canales de distribución y a un mayor poder de compra. El impacto de esta tendencia sobre los fabricantes se podrá materializar en que estos tengan que soportar una presión adicional significativa sobre sus márgenes, aunque todavía lejos de la situación ocurrida en el sector del gran consumo. Este efecto podría verse acentuado en un entorno más liberal en cuanto a la fijación de precios y márgenes para determinados medicamentos, o si se relajasen otras regulaciones existentes, tales como las que determinan una limitación en el número y la propiedad de las oficinas de farmacia, o la exclusividad de venta de determinados productos a través de este canal. Ello podría explicar por qué todavía el 94% de las farmacias europeas son gestionadas por su farmacéutico propietario y sólo un 6% pertenecen a cadenas.
Ser capaces de entender y de dar una rápida respuesta a los cambios que se están produciendo en los canales de distribución en Europa puede ser en los próximos cinco años uno de los factores fundamentales que afecte de forma significativa a la situación competitiva de los fabricantes farmacéuticos.
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